VALENCIA 1 - CHELSEA 1

por Nacho Jue 29 Sep 2011, 12:02

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Nadie dijo que esto iba a ser fácil, y en caso contrario el que lo hiciera ya se puede dedicar a otra cosa. Es probable que el Valencia llegue con vida a los octavos, pero lo va a pasar mal, de eso sí que no hay ninguna duda. Si se quiere alcanzar el objetivo que se propuso en su día, este equipo va a tener que hacer una exigente remodelación en sus convicciones. La Champions lo exige todo, exige fútbol, entrega, calidad, alma y goles. Sin eso es difícil que se materialicen las ilusiones de un Valencia capaz ayer de dejarse atormentar por un Chelsea excesivamente comodón para luego dar un par de arreones con los que al menos salvar un punto.

El Valencia se la va a tener que jugar contra los equipos que sobre el papel son inferiores. De Alemania no se puede venir con una derrota y en Mestalla se van a tener que arreglar mejor las cosas si no quiere Emery llevarse el primer gran disgusto de la temporada. Llegar a Stamford Bridge con la necesidad de ganar al Chelsea es algo que en estos momentos se presupone misión ciertamente arriesgada.

Y no porque los londinenses demostraran ser un equipo infinamente mejor, ni tampoco porque su fútbol fuera exquisito, sino por los famosos deméritos que durante algunos minutos plasmó sobre el césped el grupo de Emery. Esta vez al entrenador no se le puede arrear por la alineación que escogió. Al fin y al cabo, es la que buena parte de los aficionados tenía en mente. Lo tuvo fácil el técnico. Si funcionó contra el mejor equipo del mundo, debía hacerlo también ante un Chelsea más sólido que fiero. Pero las cosas a veces no son como se prevén.

La pócima funcionó una semana antes, aunque esta vez no se llegó a los mismos límites. Ni Mathieu fue una pesadilla por la banda izquierda ni Banega cogió el mando ni el resto de elementos pusieron el mismo corazón que el día del Barça. ¿Por qué? Buena pregunta de difícil respuesta. La Liga es importante, pero la Champions es la guinda. De ahí que sea complicado encontrar la causa que hizo que los valencianistas estuvieran por debajo del nivel que se exige en situaciones como ésta. Una cosa es dominar al Chelsea -porque ellos se tirán atrás- y otra bien diferente meter el miedo en el cuerpo a Mata y a sus amiguetes. Fue ese aspecto precisamente una de las cuestiones que marcaron de principio a fin el partido.

Ni hubo corazón en el césped ni magia tampoco en la grada. Hoy en día cuesta llenar Mestalla. Costó el año pasado en la primera fase y ni el Chelsea fue capaz de tapar el blanco de las butacas. Eso también formó parte del espectáculo, por así decirlo. Sólo al final, y cuando el Valencia despertó y se dio cuenta de que debía al menos intentarlo, el público se metió de lleno en la faena. Falló la conexión porque, sobre todo, el fútbol no ayudó en exceso.

Y eso a pesar de que en la primera parte el Valencia manejó por más tiempo el balón. El Valencia se sintió a gusto con el 4-2-3-1 y más cómodo aún cuando el Chelsea optó por pegar sus líneas y abandonar casi a su suerte a Fernando Torres. Ahora se puede entender por qué el español lleva tan pocos goles. Sólo el interés de Mata en colaborar con el delantero ponía en cierta alerta a la defensa blanquinegra. Rami demostró a Emery que no hace falta poner una línea de tres centrales. Con el francés va que chuta, porque trituró literalmente al internacional español.

Eso sí, a los dos minutos de juego Mestalla enmudeció. Torres puso la directa y se plantó solo ante Diego Alves, pero con tanta parsimonia que Rami llegó como un tren y todo quedó en susto. Un gran susto, porque Torres salió despedido y sólo el silencio del árbitro borró el tufillo a penalti.

No hizo falta que interviniese Diego Alves. El turno del brasileño llegaría después, una vez superado el tiempo de descuento, que se alcanzaría con la esperanza de que Emery despertara de una vez a los suyos. Jugando así era difícil sorprender.

Pero la verdadera sorpresa llegaría en el segundo tramo del encuentro. Más en concreto cuando, en apenas cuatro minutos, Mestalla descubrió que Diego Alves es tan competente o más que Guaita bajo los palos. Ha querido Unai reservar al meta brasileño el premio de jugar en Europa y éste no le ha defraudado. En una, en dos, en tres y hasta en cuatro ocasiones apareció 'San Alves' para impedir el gol inglés. Es verdad que a la quinta llegaría la vencida, pero más claros que el tanto de Lampard fueron los anteriores remates y en todos ellos Alves lo impidió.

Primero tras un cabezazo de Torres a lo bestia, luego en una carrera de Ramires que ganó la espalda a Jordi Alba, más tarde otra vez ante Fernando Torres y por si no había bastante hasta apareció en un torpe remate en propia puerta de Víctor Ruiz al saque de esquina. Al público no le quedó otro remedio que regalarle un buen cacho de ovación, el otro se lo dedicó al final del encuentro.

Marcó el Chelsea y a nadie le extrañó. El Valencia se había venido totalmente abajo. Ni tenía el balón ni físico para hacer daño a los ingleses. Esto no es normal del todo, porque uno se cansa de ver a los jugadores beber tanta agua durante los encuentros mientras los rivales parecen siempre tener una marcha más. ¡Que estamos en septiembre!

Emery cambió totalmente la línea de apoyo a Soldado, quitó a un Banega ausente y fallón, dio a Canales el eje central y al menos hubo algo más de brío, gracias a Feghouli y Jonas. Con poco el Valencia despertó y gracias a ese penalti bobo Soldado evitó dejar al equipo en un auténtico problemón.