BIOGRAFIA DE MATA HARI

el cine siempre es el cine y ya sabemos que destroza la realidad de las historias,peroa la gente poco le importa la historia real,como tu dices e solo ocacola y palomitas y poco mas.Buena biografia

Agradecido Juca.....

La familia se mudó hasta Abawara, una ciudad en el corazón de la isla.
Magreet encontró a Java encantadora.
Ella simplemente adoraba su exuberante vegetación y físico grácil que era común entre esa gente.
A diferencia de la mayoría de las esposas de los otros oficiales holandeses, ella adoraba vestir
pareos como una nativa.

Sin embargo, los viejos problemas en su matrimonio los siguieron hasta su nuevo hogar y Rudolph
generalmente estaba celoso de que otros hombres intentaran flirtear con su esposa.
Magreet escribió desesperada, mi marido no me permite ningún tipo de vestimenta debido a que él
teme que me vea demasiado hermosa.
Es intolerable, mientras tanto los jóvenes tenientes me persiguen y están enamorados de mí.
Esto dificulta para mí comportarme de una manera que no le dé a mi marido motivo de reproches.

El mal carácter de Rudolph empeoró tanto con la servidumbre como con su esposa.
El abiertamente tomó a una mujer nativa como concubina y le dijo a Magreet que era una
práctica habitual en aquella zona así que ella debería adaptarse a esto.
El con frecuencia bebía y disfrutaba de violaciones maritales.


Fotografia de Mata Hari en 1916

Magreet se encontró embarazada durante la temible temporada de monzones en Java.
Abundantes lluvias a cántaros caían implacablemente en el país, haciendo dificultoso y
a veces prácticamente imposible el transporte por los enlodados caminos.
De esta manera, una frustrada, aburrida, deprimida, y con frecuencia maltratada Magreet
pasó mucho de su embarazo atrapada en su propia casa.

Probablemente para garantizar la pronunciada dependencia de ella hacia él, Rudolph prohibió
tajantemente a su esposa el aprender a hablar malayo, el lenguaje nativo de Java.
Sin embargo, Magreet discretamente evitó la orden de su marido.
Como la mayoría de los javaneses, ella encontraba el lenguaje malayo particularmente
melodioso y encantador.

Magreet trajo al mundo al segundo hijo el 2 de Mayo de 1898.
Si ella esperaba que el segundo hijo podía revitalizar el matrimonio, la nuevamente madre
fue tristemente desengañada por Rudolph, ya que esta hija no trajo ningún cambio,
al contrario estaba decepcionado porque le había dado una niña.
El llamó a su hija Jeanne Louise por su hermana, pero a la niña usualmente se la llamaba
por el nombre malayo Non.

Más de un año después, Rudolph fue llamado a Medan, Sumatra.
El no pudo llevar inmediatamente a su familia con él, pero mandó por ellos después de arribar.
El dejó a su esposa, a su pequeño hijo y al bebé de su hija con el control de la casa.

Otra vez, Magreet se encontró a sí misma como una intrusa en la casa en la que vivía.
Rudolph se demoraba en enviar los prometidos pagos de mantenimiento así que ella
experimentaba la familiar sensación de culpa de haberse vuelto una aprovechada
sólo que ahora ella tenía dos niños pequeños dependientes de ella.

Al margen de sus muchos problemas maritales, Magreet se alegró mucho cuando recibió
una misiva de Rudolph convocándola a ella y a sus hijos a su hogar en Medan.
Su residencia era una espaciosa y bien construída casa para Rudolph que era ahora comandante
de guarnición.

Como la esposa de un comandante, era responsabilidad de Magreet dar espléndidas fiestas y esta fue
una responsabilidad que ella tomó con aplomo.
Como Erika Ostrovsky dice en su Eye of Dawn; Magreet regía como una reina, vestida con la última
moda importada desde Amsterdam, un dechado de belleza y elegancia...
Ella conversaba con los visitantes en sus lenguajes nativos sean holandés, alemán, inglés, o francés
daba instrucciones a los sirvientes en malayo, tocaba el piano con dotes musicales la mayoría de
las veces, y bailaba con inusual gracia.

El matrimonio de Rudolph y Magreet benefició enormemente a él que finalmente estaba orgulloso de
su esposa y agradecido con ella por la asistencia que ella le daba en introducirlo en los eventos sociales.

Luego el mundo se vino abajo en una sola noche de terror.
Era el 27 de Junio de 1899 y Magreet se metía en su confortable cama para pasar la noche.
De repente ella oyó terribles gritos de agonía provenientes del cuarto de los niños.
Ella se levantó de la cama y corrió por las escaleras hacia la habitación de ellos.

El cuarto apestaba a vómito y ambos jovencitos estaban empapados en éste.
Peor aún, el vómito era de un bizarro color negro.
Los chicos se convulsionaban de dolor, sus cuerpos se retorcían grotescamente
y lloraban y chillaban.
Llorosa y aterrorizada, Magreet abrazó a sus hijos cubiertos de vómito mientras un desesperado
Rudolph corría de la casa en busca de un doctor holandés.

El pequeño Norman murió al momento en que llegaba el doctor.
El doctor sacó a los tirones a la enferma Non del abrazo materno para llevar a la niña al hospital.
La niña se salvó y eventualmente se recuperó completamente.
Ambos chicos fueron aparentemente envenenados.
Nunca se supo quién cometió el aterrorizante acto pero se rumoreó extensamente que fue una
perversa represalia de alguien, posiblemente un sirviente a quien Rudolph MacLeod hubiera ofendido.

No se llamaba soutien-gorge, que significaba literalmente un soporte que realza el cuello (un eufemismo
francés para designar el canalillo entre los pechos) y que las personas de habla inglesa denominarían
brassiére, una palabra arcaica francesa que significa algo sujeto por los brazos.
Lo que llevaba siempre se ha descrito como un cache-seins, una atractiva prenda metálica que servía
para ocultar los pechos e imitaba a una prenda tradicional hindú o de las Indias Holandesas, adornada
con joyas y rellena con el suave plumón de patos u ocas.

¿Como es posible que mantuviera oculto su secreto durante tanto tiempo?
¿Qué ningún amante le hubiera arrancado la prenda en un arrebato de pasión?.

Mata Hari, gran mitóloga, tenía una explicación que ofrecía a cualquiera que tuviera el derecho de
preguntársela y ni el amante más depravado, disoluto o enardecido habría tenido el valor de ponerla en duda.
Era una explicación que no hacía sino incrementar el sentimiento de compasión o de protección de sus
amantes hacia ella, y quizás incluso estimulara su pasión.
Confesaba, cubriéndose el rostro con las manos para ocultar su vergüenza, que su marido, en uno de
sus ataques de furia inducidos por el alcohol, le había arrancado ambos pezones de sendos mordiscos.
Esa era la menor de sus fabulaciones...