El Minotauro.

APROXIMACION HISTORICA.
Al principio de la edad de bronce, sobre el año 2000 a.C, se desarrollaba la cultura cretense, como su nombre indica, en la isla de Creta, aunque de origen asiático y con fuertes influencias egipcias. Hay varios puntos muy peculiares en esta cultura:
1º, No se encontraron fortificaciones ni otros sistemas de defensa en las poblaciones, tal vez por estar en una isla y gozar de un dominio marítimo total, gracias a su amplia flota. Aún así, se cree que propició un periodo de paz inusitado, ya que no se encuentran escenas bélicas o violentas entre su extenso legado arqueológico, y sí grandes muestras de una exquisita sensibilidad artística, especialmente en los frescos que adornan palacios y viviendas y también en su sofisticada cerámica y arte ornamental.
2º, Se considera el punto de inflexión de una era matriarcal, que comienza a variar hacia el patriarcado con las sucesivas invasiones aqueas. Todavía en Creta se veneraba a la Diosa Blanca o Triple Diosa, equivalente a la Isis egipcia, y la mujer ejercía importantes funciones sociales, principalmente la dirección de los ritos religiosos y el cuidado de los cultivos, también en base a amplios rituales mágicos.
En la época del mito del minotauro, ya el matriarcado ha decaído, y los dioses olímpicos, con Zeus, Poseidón y Hefesto a la cabeza, han sometido a la deidad femenina, disgregando sus distintas facetas en diferentes entidades, sobre las que ejercen su autoridad, por medio del matrimonio, institución introducida entonces con esa intención. Así aparecen Hera, Atenea y Afrodita, a las que se deja intervenir en un segundo plano.
Así las cosas en Creta, llega al poder el rey Minos, conocido por su crueldad y megalomanía, y mediante el mito del minotauro, se desacredita la tradicional relación de las sacerdotisas de la Triple Diosa con los toros, animal sagrado en los rituales, al representar a la Luna por la forma de sus cuernos, y siendo precisamente la luna, atributo esencial de la diosa. En estos rituales, las ninfas del templo, que habían criado entre mimos a los toros sagrados, desarrollaban juegos con éllos que incluian saltos acrobáticos sobre sus embestidas y otras habilidades.
EL MINOTAURO.
Minos, todavía con un gran poderío marítimo, quiere agradecer y asegurar los favores de Poseidón, dios soberano de los mares, y para éso, le pide al dios un animal digno de serle sacrificado. Poseidón, contento con el plan, hace emerger del agua un magnífico toro blanco. Cuando Minos lo captura, queda prendado de su poderío y decide quedárselo, sacrificando otro toro al dios, en su lugar. Ofendido, Poseidón decide vengarse, infundiendo un amor antinatural por el toro blanco en la persona de Pasifae, bella esposa del rey. Esta, encarga al más ingenioso artesano de la época, Dédalo, un disfraz de vaca para obtener los favores del divino animal. Dédalo se lo fabrica, y cuando la reina consigue sus propósitos, queda preñada, dando finalmente a luz un monstruo con cabeza y rabo de toro y cuerpo de hombre: Es el Minotauro, o toro de Minos. El rey, aparte de castigar a Pasifae, quiere ocultar al monstruo, y para éllo encarga, también a Dédalo, la construcción de un laberinto inexpugnable, en cuyo centro encierra al Minotauro. Entonces apresa en una torre a Dédalo, acusado de traidor por el trabajito de la vaca, junto a su hijo, Icaro, obligándole a aguzar su ingenio para escapar, situación que originará otra historia: La fabricación de unas alas que les permitirán la huída.
En cuanto al minotauro, Poseidón, no contento con lo que había hecho, despierta en la fiera un enorme apetito por la carne humana. Minos medita una solución: Como poco antes ha vencido a los atenienses, les exige, como tributo de guerra, la entrega de catorce jóvenes, siete varones y siete doncellas, cada año, para alimentar al monstruo. Sin poderlo evitar, Atenas elige las catorce víctimas anuales de entre sus súbditos, para ser encerradas en el laberinto y devoradas por la bestia.
Pasados unos años de esta horrible situación, un joven héroe ateniense, Teseo, decide enfrentarse al minotauro, y se ofrece voluntario como uno de los jóvenes a sacrificar ese año. Llegado a Creta, tiene ocasión de conocer a Ariadna, hija de Minos, y ambos se enamoran. Ariadna resuelve ayudar a su amor, y le proporciona, a escondidas, una madeja de hilo, cuyo extremo dejará fijo a la puerta del laberinto, mientras Teseo desenrolla el resto a su paso por el intrincado laberinto, sirviéndole así de guía para regresar sobre sus pasos y salir después de matar al Minotauro, si lo consigue.
Y sí, Teseo, según algunas fuentes, fruto de la unión del propio Poseidón con una mortal, es extraordinariamente fuerte, como ya ha demostrado en anteriores proezas, algunas acompañando al mismo Hércules, y acaba con el minotauro a puñetazos (aunque algunas versiones le conceden una espada, escamoteada también por Ariadna).
Y así acaba el reinado de terror de Minos, quien también muere, sobre Atenas, aunque no la heroica trayectoria de Teseo, a quien se le atribuyen muchas más increíbles y, a veces, trágicas aventuras.