Ramses II el grande
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Ramses II el grande
ramses
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Usermaatra Setepenra - Ramsés Meriamón,[1] o Ramsés II,[2] es el tercer faraón de la Dinastía XIX de Egipto, y gobernó unos 66 años, del c. 1279 al 1213 a. C.[3] Ramsés II es uno de los faraones más célebres, debido a la gran cantidad de vestigios que perduran de su activo reinado. Algunos escritores creen que es el faraón mencionado en el Éxodo bíblico, pero no hay pruebas ni documentos egipcios que lo confirmen.
Ramsés II era hijo del faraón Seti I y de su Gran Esposa Real, Tuya. No fue, como a veces se asume, hijo único; se sabe que tuvo al menos dos hermanas, y al parecer, un hermano llamado Nebchasetnebet, quien murió antes de alcanzar la edad adulta, por lo que Ramsés pasó automáticamente a ser el heredero.
Desde niño vivió la actividad castrense, como miembro de una familia de militares. Seti I nombró corregente a Ramsés cuando éste tendría unos catorce años, y recibió entrenamiento intensivo de parte del mismo faraón y de múltiples maestros de artes y ciencias. La corregencia duró entre tres y siete años, no hay fuentes fiables sobre este tema. A los quince o dieciséis años Ramsés ya tenía autoridad sobre parte del ejército y una y otra vez, inscripciones de esa época lo describen como un "astuto joven líder". Por aquel entonces ya estaba casado y era padre de cuatro hijos.
Durante el periodo de corregencia hubo pocos problemas militares, y Ramsés desempeñó tareas civiles como delegado de su padre, como eran supervisar los trabajos de construcción de los templos y la extracción de material de construcción en las canteras del sur del imperio
Última edición por Nefertari el Jue 31 Ene 2013, 20:26, editado 1 vez
Re: Ramses II el grande
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Durante los cinco primeros años de su reinado llevó a cabo tres acciones militares:
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Durante los cinco primeros años de su reinado llevó a cabo tres acciones militares:
- Spoiler:
- Batalla naval
Relatada en la Estela de Tanis, se produjo en el Delta, ante el ataque de piratas shardana. Ramsés los venció, y reclutó a los prisioneros como soldados para su ejército. Estos shardana son mencionados en el Poema de Pentaur como miembros del ejército egipcio
Expediciones a Asia
Poco después de comenzar su reinado en solitario, Ramsés hubo de reaccionar ante la amenaza de los hititas. Quizás consideraban al nuevo rey más débil que su poderoso padre, pues iniciaron numerosas escaramuzas en las fronteras hasta que el ejército egipcio se vio obligado a reaccionar. La primera expedición fue para pacificar Canaán, como paso previo a la conquista de Siria. Fue comandada por el propio rey en el año 4, y está relatada en dos estelas, una en Eleuteros y otra en Biblos. Se puede considerar como la precampaña de la
batalla de Qadesh.
En el año 5 el faraón decidió cortar con los ataques hititas, muestra de ello es la célebre Batalla de Qadesh, al norte de Siria, donde por fin se encontraron los ejércitos egipcios de Ramsés II con la alianza sirio-hitita del emperador Muwatallis II.
Según se cuenta, Ramsés hizo caso omiso de los consejos de sus generales y visires, lo cual causó que cayera en una emboscada de sus enemigos hititas y su ejército se viera gravemente diezmado en territorio desconocido. Las tropas egipcias huyeron del ejército hitita, y Ramsés tuvo que luchar prácticamente solo contra los enemigos guiado por el dios Amón, o eso es lo que él mismo nos dice en los monumentos donde dejó escrita su hazaña (Poema de Pentaur). Los historiadores actuales son más críticos y prefieren pensar que la batalla acabó en tablas (por no decir derrota, ya que no consiguió conquistar la ciudad), y no en una aplastante victoria de Ramsés.
Finalmente, Ramsés y Muwatallis II se dieron un respiro y el faraón regresó a las Dos Tierras, donde prosiguió con sus numerosos trabajos de construcción.
Tras la muerte de Muwatallis, se desató una lucha por el poder entre su hijo Mursil y su hermano Hattusil, que Ramsés aprovechó para reafirmar el control en la zona, destacando guarniciones en distintas ciudades. No obstante, la guerra no acabaría hasta la llegada al trono hitita de Hattusil III, el ambicioso sucesor de Muwatallis II, que acabaría firmando la paz con Ramsés II cuando éste llevaba unos 25 años en el trono.
Conquistas en Libia
Ramsés también hizo incursiones en Libia, donde estableció varias colonias y construyó diversas fortalezas para vigilarlas, formando una línea defensiva desde Racotis hasta El-Alamein.
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Re: Ramses II el grande
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Ramsés II aprovechó el mal resultado de la batalla de Qadesh para cambiar a los militares de alto rango, colocando a sus hijos al frente de los distintos cuerpos. Su primogénito Amenhirjopshef fue «generalísimo del ejército» y «supervisor de todas las tierras del norte»; Ramsés era «primer general de Su Majestad»; Paraheruenemef y Mentuherhepeshef tenían el rango de «general de carros» y el título honorífico de «primer conductor de Su Majestad».] A partir de entonces, nadie ajeno a la familia real tuvo mando. No tuvo problemas con esta reforma, ya que Seti I había dejado de lado a los aristócratas egipcios y promovido a oficiales a un gran número de soldados extranjeros, como el general Urhiya, hurrita de origen, que llegó a ser intendente del Ramesseum, su hijo Yupa que heredó el cargo, o el general Ramsés-Najt.
También creó cuerpos de élite con extranjeros, guerreros nubios, libios, asiáticos y shardanas, cuerpos que eran leales a la persona del faraón. Estos mercenarios extranjeros formaron el ejército egipcio hasta el tercer periodo intermedio.
Durante su reinado Egipto conoció su época de mayor esplendor, gracias a la prosperidad económica que favoreció el desarrollo de la literatura y las ciencias, y que le permitió erigir grandes construcciones.
Ramsés trasladó primero la corte a Menfis antes del traslado definitivo a Pi-Ramsés, en el Delta. Se desconocen los motivos por los que el faraón se arriesgó a alejarse de Tebas y de su poderoso clero viendo lo que había sucedido con Ajenatón años atrás, pero lo cierto es que este monarca era un hábil político y comprendía la importancia de estar próximo al norte, lo más cerca posible a la convulsa zona del Levante mediterráneo. El alejarse de la antigua capital tuvo otra consecuencia política: hizo que la aristocracia tebana perdiese influencia en favor del ejército y los escribas reales, pero no consiguió rebajar el creciente poderío del sumo sacerdote de Amón.
Ramsés II aprovechó el mal resultado de la batalla de Qadesh para cambiar a los militares de alto rango, colocando a sus hijos al frente de los distintos cuerpos. Su primogénito Amenhirjopshef fue «generalísimo del ejército» y «supervisor de todas las tierras del norte»; Ramsés era «primer general de Su Majestad»; Paraheruenemef y Mentuherhepeshef tenían el rango de «general de carros» y el título honorífico de «primer conductor de Su Majestad».] A partir de entonces, nadie ajeno a la familia real tuvo mando. No tuvo problemas con esta reforma, ya que Seti I había dejado de lado a los aristócratas egipcios y promovido a oficiales a un gran número de soldados extranjeros, como el general Urhiya, hurrita de origen, que llegó a ser intendente del Ramesseum, su hijo Yupa que heredó el cargo, o el general Ramsés-Najt.
También creó cuerpos de élite con extranjeros, guerreros nubios, libios, asiáticos y shardanas, cuerpos que eran leales a la persona del faraón. Estos mercenarios extranjeros formaron el ejército egipcio hasta el tercer periodo intermedio.
Durante su reinado Egipto conoció su época de mayor esplendor, gracias a la prosperidad económica que favoreció el desarrollo de la literatura y las ciencias, y que le permitió erigir grandes construcciones.
Ramsés trasladó primero la corte a Menfis antes del traslado definitivo a Pi-Ramsés, en el Delta. Se desconocen los motivos por los que el faraón se arriesgó a alejarse de Tebas y de su poderoso clero viendo lo que había sucedido con Ajenatón años atrás, pero lo cierto es que este monarca era un hábil político y comprendía la importancia de estar próximo al norte, lo más cerca posible a la convulsa zona del Levante mediterráneo. El alejarse de la antigua capital tuvo otra consecuencia política: hizo que la aristocracia tebana perdiese influencia en favor del ejército y los escribas reales, pero no consiguió rebajar el creciente poderío del sumo sacerdote de Amón.
Re: Ramses II el grande
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Durante el resto de su reinado Ramsés desarrolló una especie de obsesión por construir templos enormes y espectaculares. No sólo se dedicó a llenar las riberas del Nilo de hermosas y enormes construcciones, sino que también usurpó muchas de ellas a sus predecesores, incluido su padre Seti I. En sus muchos años de reinado, superó con creces en labor constructora a Amenhotep III, y prueba de ello son algunas grandes obras:
* la ampliación del templo de Abidos, el Osireion.
* La ampliación del templo de Amón en Tebas, añadiendo un nuevo patio, los pilonos de la entrada dos obeliscos de granito rosa.
* En Karnak terminó la gran sala hipóstila del templo de Amón.
* El templo funerario del Ramesseum, en el Valle de los Reyes, destinado a ser su tumba.
Los templos en Nubia, entre los cuales los más célebres son sin duda los de Abu Simbel, dedicados a Ra, Ptah, Amón, e incluso al propio Ramsés como divinidad; el menor está dedicado a la diosa Hathor.
Templo de Ramsés II. Abu Simbel.
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Aunque no fue el primer faraón en hacerse adorar como un dios, sí lo fue en dedicarse templos y estatuas de forma sistemática. Ramsés fue, junto con Hatshepsut o Amenhotep III, uno de los pocos faraones que realmente creían, o pretendían hacer creer, que habían sido engendrados por la cabeza del panteón, el todopoderoso Amón-Ra.
No obstante, la construcción quizás más importante de todo el reinado de Ramsés II, y que sentaría las bases de la política egipcia durante cientos de años, fue la edificación de una nueva capital en el norte, que recibió el nombre de Pi-Ramsés Aa-najtu (La Ciudad de Ramsés), construida sobre la que había sido la ciudad de los hicsos, Avaris.
Es posible que en la construcción de Pi-Ramsés se contratasen obreros hebreos tal y como relata la Biblia (pues ésta menciona que fueron esclavizados para construir las ciudades de Pithom y Ramsés), ya que, aunque por entonces no existía en Egipto la esclavitud salvo para los prisioneros de guerra, las campañas militares en Canaán podrían haber suministrado esa mano de obra.
Durante el resto de su reinado Ramsés desarrolló una especie de obsesión por construir templos enormes y espectaculares. No sólo se dedicó a llenar las riberas del Nilo de hermosas y enormes construcciones, sino que también usurpó muchas de ellas a sus predecesores, incluido su padre Seti I. En sus muchos años de reinado, superó con creces en labor constructora a Amenhotep III, y prueba de ello son algunas grandes obras:
* la ampliación del templo de Abidos, el Osireion.
* La ampliación del templo de Amón en Tebas, añadiendo un nuevo patio, los pilonos de la entrada dos obeliscos de granito rosa.
* En Karnak terminó la gran sala hipóstila del templo de Amón.
* El templo funerario del Ramesseum, en el Valle de los Reyes, destinado a ser su tumba.
Los templos en Nubia, entre los cuales los más célebres son sin duda los de Abu Simbel, dedicados a Ra, Ptah, Amón, e incluso al propio Ramsés como divinidad; el menor está dedicado a la diosa Hathor.
Templo de Ramsés II. Abu Simbel.
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Aunque no fue el primer faraón en hacerse adorar como un dios, sí lo fue en dedicarse templos y estatuas de forma sistemática. Ramsés fue, junto con Hatshepsut o Amenhotep III, uno de los pocos faraones que realmente creían, o pretendían hacer creer, que habían sido engendrados por la cabeza del panteón, el todopoderoso Amón-Ra.
No obstante, la construcción quizás más importante de todo el reinado de Ramsés II, y que sentaría las bases de la política egipcia durante cientos de años, fue la edificación de una nueva capital en el norte, que recibió el nombre de Pi-Ramsés Aa-najtu (La Ciudad de Ramsés), construida sobre la que había sido la ciudad de los hicsos, Avaris.
Es posible que en la construcción de Pi-Ramsés se contratasen obreros hebreos tal y como relata la Biblia (pues ésta menciona que fueron esclavizados para construir las ciudades de Pithom y Ramsés), ya que, aunque por entonces no existía en Egipto la esclavitud salvo para los prisioneros de guerra, las campañas militares en Canaán podrían haber suministrado esa mano de obra.
Re: Ramses II el grande
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Sobre la descripción física de Ramsés II se tienen varias referencias a partir de distintas estatuas que –al contrario de lo que ocurre con otros faraones, a quienes los escultores idealizaban– se parecen mucho entre sí. Ramsés, probablemente, prefería que los retratos se hicieran fieles a su propia imagen.
A pesar de su larga vida, todas las imágenes de Ramsés II están ideadas como en sus años de juventud, no hay estatuas suyas como un hombre maduro. Así, para muchos, es un espectáculo sobrecogedor contemplar su momia, tan bien conservada, que muestra la implacabilidad del tiempo, que ha conseguido vencer al más famoso de todos los faraones.
Se suele describir a Ramsés como un emperador indiferente al pueblo, el cual se mantuvo en la pobreza durante su reinado mientras la clase alta se enriquecía cada vez más, pero era una pobreza relativa, ya que en Egipto siempre reinó la abundancia. También se le tacha de mujeriego, déspota, tirano, y sobre todo, de megalómano.[9] Alguien ha dicho que la distancia que separaba a Ramsés II de su pueblo era incluso mayor que la de Keops, considerado el faraón absolutista por antonomasia, lo que era debido a su asunción del papel de hijo de Amón-Ra.
Otros, sin embargo, han dicho que más que indiferente, Ramsés era cruel. Hay ciertos relatos que apoyan esta idea, en especial las trampas que puso alrededor de los lugares donde guardaba sus tesoros, su costumbre de colgar los cadáveres de sus enemigos en las paredes de los palacios o las murallas, y un hallazgo reciente de decenas de cuerpos decapitados frente a uno de sus templos, a pesar de que el sacrificio humano no era una costumbre egipcia desde tiempos prehistóricos.
Momia de Ramsés II
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Sin embargo, sobre el carácter de Ramsés II se sabe poco en realidad; a partir de cartas que escribió a su colega, el rey hitita, sabemos que le disgustaba sobremanera que le dieran órdenes. «¿Por qué me hablas como si fuera tu esclavo?» escribió al rey hitita en alguna ocasión, cuando este le exigía que le devolviera a un fugitivo que había tomado asilo en Egipto.
Él mismo relató en el Poema de Pentaur que, durante la batalla contra los hititas, cuando sus tropas lo abandonaron a su suerte, Ramsés se libró solo de sus enemigos y cuando se reunió de nuevo con su ejército diezmó a los soldados, enfurecido por haber sido traicionado: «Mi Majestad se puso ante ellos, los conté y los maté uno a uno, frente a mis caballos se derrumbaron y quedaron cada uno donde había caído, ahogándose en su propia sangre...»
Textos de la época de Ramsés, cuando todavía no era faraón, lo describen como un "joven y astuto jefe" en asuntos militares. En el Corán se menciona a un faraón que bien pudo ser Ramsés II; según estas escrituras, el faraón era temperamental, y cuando sus magos y sacerdotes admitieron que no podían enfrentarse a la magia del dios de los hebreos, el faraón los increpó: «¡Vosotros no tenéis mi autorización para decir tal cosa!», tras lo cual amenazó con clavar a los magos, de pies y manos, en una palmera.
Sea como fuere, el carácter de Ramsés II se fue templando con el paso del tiempo. Así, ya a las pocas décadas de subir al trono comenzó a delegar los asuntos del país en manos de sus numerosos hijos y subordinados. Sus intentos de favorecer a otros sacerdotes, como los de Ra, Ptah o Seth no surtieron efecto en tanto que los de Amón siguieron siendo omnipotentes e incluso hacían peligrar la posición del faraón. Esto no lo supo ver el rey, y dejó seguir las cosas mientras iba envejeciendo y las sombras comenzaban a asolar Egipto.
Sobre la descripción física de Ramsés II se tienen varias referencias a partir de distintas estatuas que –al contrario de lo que ocurre con otros faraones, a quienes los escultores idealizaban– se parecen mucho entre sí. Ramsés, probablemente, prefería que los retratos se hicieran fieles a su propia imagen.
A pesar de su larga vida, todas las imágenes de Ramsés II están ideadas como en sus años de juventud, no hay estatuas suyas como un hombre maduro. Así, para muchos, es un espectáculo sobrecogedor contemplar su momia, tan bien conservada, que muestra la implacabilidad del tiempo, que ha conseguido vencer al más famoso de todos los faraones.
Se suele describir a Ramsés como un emperador indiferente al pueblo, el cual se mantuvo en la pobreza durante su reinado mientras la clase alta se enriquecía cada vez más, pero era una pobreza relativa, ya que en Egipto siempre reinó la abundancia. También se le tacha de mujeriego, déspota, tirano, y sobre todo, de megalómano.[9] Alguien ha dicho que la distancia que separaba a Ramsés II de su pueblo era incluso mayor que la de Keops, considerado el faraón absolutista por antonomasia, lo que era debido a su asunción del papel de hijo de Amón-Ra.
Otros, sin embargo, han dicho que más que indiferente, Ramsés era cruel. Hay ciertos relatos que apoyan esta idea, en especial las trampas que puso alrededor de los lugares donde guardaba sus tesoros, su costumbre de colgar los cadáveres de sus enemigos en las paredes de los palacios o las murallas, y un hallazgo reciente de decenas de cuerpos decapitados frente a uno de sus templos, a pesar de que el sacrificio humano no era una costumbre egipcia desde tiempos prehistóricos.
Momia de Ramsés II
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Sin embargo, sobre el carácter de Ramsés II se sabe poco en realidad; a partir de cartas que escribió a su colega, el rey hitita, sabemos que le disgustaba sobremanera que le dieran órdenes. «¿Por qué me hablas como si fuera tu esclavo?» escribió al rey hitita en alguna ocasión, cuando este le exigía que le devolviera a un fugitivo que había tomado asilo en Egipto.
Él mismo relató en el Poema de Pentaur que, durante la batalla contra los hititas, cuando sus tropas lo abandonaron a su suerte, Ramsés se libró solo de sus enemigos y cuando se reunió de nuevo con su ejército diezmó a los soldados, enfurecido por haber sido traicionado: «Mi Majestad se puso ante ellos, los conté y los maté uno a uno, frente a mis caballos se derrumbaron y quedaron cada uno donde había caído, ahogándose en su propia sangre...»
Textos de la época de Ramsés, cuando todavía no era faraón, lo describen como un "joven y astuto jefe" en asuntos militares. En el Corán se menciona a un faraón que bien pudo ser Ramsés II; según estas escrituras, el faraón era temperamental, y cuando sus magos y sacerdotes admitieron que no podían enfrentarse a la magia del dios de los hebreos, el faraón los increpó: «¡Vosotros no tenéis mi autorización para decir tal cosa!», tras lo cual amenazó con clavar a los magos, de pies y manos, en una palmera.
Sea como fuere, el carácter de Ramsés II se fue templando con el paso del tiempo. Así, ya a las pocas décadas de subir al trono comenzó a delegar los asuntos del país en manos de sus numerosos hijos y subordinados. Sus intentos de favorecer a otros sacerdotes, como los de Ra, Ptah o Seth no surtieron efecto en tanto que los de Amón siguieron siendo omnipotentes e incluso hacían peligrar la posición del faraón. Esto no lo supo ver el rey, y dejó seguir las cosas mientras iba envejeciendo y las sombras comenzaban a asolar Egipto.
Zeus- Guardian de la Reina
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Re: Ramses II el grande
Momia de Ramses II tal como fue encontrada.
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no se que aria con una mano ha si?
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no se que aria con una mano ha si?
Zeus- Guardian de la Reina
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Ramsés II. El último gran faraón
Ramsés II, hijo de Seti I, fue el tercer faraón de la dinastía XIX. Es quizás el faraón más importante de toda la historia de Egipto. Su mandato fue famoso por la victoria que, según fuentes egipcias, obtuvo sobre las tropas hititas en la localidad de Kadesh. Ramsés II ordenó representar la Batalla de Kadesh en muchos lugares. Para dejar patente su poder, hizo erigir siete templos a modo de señal de propiedad. Fundó una nueva capital Pi-Ramsés. Tuvo un reinado largo, sobre los 67 años. Se caso varias veces y tenía muchas mujeres en su harén, las cuales probaba antes de admitirlas en su harén. Pero la reina y la que más amaba fué Nefertari, a la cual le construyó un templo. Tuvo más de 100 hijos. Usurpó monumentos y estatuas de sus predecesores e inició una persecución contra el recuerdo de Hatshepsut ylos faraones amarnienses.
diputacion-
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Re: Ramses II el grande
dipu te lo voy a unir al tema que ya estabva abierto sobre ramses II el grande que si no duplicamos los mismo temas y a tutankamon tambien ya estaban abiertos entonces todo l oque se vaya encontrando se pone en su hilo ampliando la informacion si no es un lio
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