Supersticiones
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Supersticiones
Las Supersticiones
Las supersticiones es un tema interesante puesto que son muchas personas que caen en cualquier tipo de supersticiones sin saber su porque ni su origen.
Napoleón temía los gatos negros y Sócrates el mal de ojo. A Julio César le aterrorizaban los sueños. Enrique VIII aseguraba que la brujería le había inducido a casarse con Ana Bolena. Pedro el Grande experimentaba un terror patológico cuando tenía que cruzar puentes. Samuel Johnson siempre iniciaba la entrada o la salida de un edificio con el pie derecho.
Todavía hoy, las supersticiones referentes a la mala suerte impiden a muchas personas pasar por debajo de una escalera o embarcarse un martes día trece. Por otra parte, estas mismas personas, en pos de la buena suerte, suelen tocar madera.
Hoy, cuando tanto se valoran las pruebas objetivas. pocas son las personas que, interrogadas a fondo, no admiten profesar una o dos supersticiones,o más.Tal vez todo esto tenga cierta lógica, ya que las supersticiones constituyen una parte muy antigua de la herencia humana.
A lo largo de la historia, la superstición de unos ha sido a menudo la religión de otros. El hombre primitivo, al buscar explicaciones para fenómenos tales como el rayo, el trueno, los eclipses, el nacimiento y la muerte, y carente de conocimientos sobre las leyes de la naturaleza, desarrolló una herencia en los espíritus invisibles.
Por otra parte, el milagro de que un árbol creciera a partir de una semilla, o la aparición de una rana a partir de un renacuajo, confirmaba una intervención ultraterrena.
Con una existencia cotidiana llena de peligros y aventuras, llegó a la conclusión de que el mundo estaba poblado por unos espíritus vengativos que superaban en número a los benéficos. Por consiguiente, entre todas las creencias supersticiosas que hemos heredado tienen preponderancia los medios destinados a protegernos contra el mal.
En nuestros días, para protegernos de ese posible mal que puede malograr nuestras intenciones, usamos acciones y utensilios que puedan pararlo, o al menos disminuirlo
Re: Supersticiones
Pata de Conejo
Dicen que la persona que persigue la buena suerte, debiera llevar consigo la pata de un conejo. Históricamente, la pata de conejo poseía poderes mágicos. En Europa, la suerte atribuida a una pata de conejo, se debe a una creencia arraigada en un antiguo totemismo, porque el hombre, que se adelantó al darwinismo en varios miles de años, pensaba que descendía de los animales. Cada tribu tenia un animal como mascota.
En la literatura bíblica, esa creencia es el origen de numerosas leyes dietéticas que prohíben el consumo de ciertos animales totémicos. También hemos heredado del totemismo la costumbre de utilizar una mascota para los deportes, que ha de atraer la suerte sobre el equipo, y también nuestra tendencia a clasificar grupos de personas mediante imágenes o rasgos de animales.
Vale que hayamos abandonado la práctica de llevar físicamente de un lado a otro nuestros tótems identificativos, pero lo cierto es que permanece entre nosotros la costumbre de llevar una pata de conejo para tener buena suerte.
Los celtas, por ejemplo, creían que este animal pasaba tanto tiempo bajo tierra, porque mantenía una comunicación secreta con el mundo subterráneo de los númenes. Así que el conejo disponía de una información que a los seres humanos les estaba negada. Y el hecho de que la mayoría de los animales, entre ellos el hombre, nazcan con los ojos cerrados, en tanto que los conejos llegan al mundo con los ojos abiertos de par en par, les confirió una imagen de sabiduría. En realidad, es la liebre la que nace con los ojos abiertos porque el conejo lo hace con los ojos cerrados.
Sin embargo, fue la fecundidad del conejo lo que contribuyó a dar a ciertas partes de su cuerpo su más intensa relación con la buena suerte y la prosperidad. Poseer cualquier parte del conejo, como la cola, una oreja o una pata, aseguraba la buena fortuna a cualquier persona.
Re: Supersticiones
Herraduras
Una herradura, el calzado de Caballos, mulos y burros, colgada en algún sitio, está considerado como el más universal de todos los amuletos de la suerte.
La herradura era un talismán poderoso en todas las épocas y en todos los países en los que existía el caballo. Aunque los griegos introdujeron la herradura en la cultura occidental en el siglo IV, y la consideraban como símbolo de buena suerte, la leyenda atribuye a san Dunstan el haber otorgado a la herradura, colgada sobre la puerta de una casa, un poder especial contra el mal.
Según la tradición, Dunstan, herrero de profesión pero que llegaría a ser arzobispo de Canterbury en el año 959, recibió un día la visita de un hombre que le pidió unas herraduras para sus pies, unos pies de forma sospechosamente parecida a pezuñas. Dunstan reconoció inmediatamente a Satanás en su cliente, y explicó que, para realizar su tarea, era forzoso encadenar al hombre a la pared.
Deliberadamente, el santo procuró que su trabajo resultara tan doloroso, que el diablo encadenado le pidió repetidamente misericordia. Dunstan se negó a soltarlo hasta que el diablo juró solemnemente no entrar nunca en una casa donde hubiera una herradura colgada sobre la puerta.
Desde la aparición de esta leyenda en el siglo X, los cristianos tuvieron la herradura en alta estima, colocándola primero sobre el dintel de la puerta y trasladándola más tarde al centro de ésta, donde cumplía la doble función de talismán y picaporte.
Este es el origen del picaporte en forma de herradura. En otros tiempos, los cristianos celebraban la fiesta de san Dunstan, el 19 de mayo, con juegos en los que se empleaban herraduras.
Para los griegos, los poderes mágicos de la herradura emanaban de otros factores. Las herraduras eran de hierro, un elemento que se creía que ahuyentaba el mal, y la herradura tenía la forma de una luna en cuarto creciente, que desde antiguo era considerada como símbolo de fertilidad y fortuna.
Los romanos se apropiaron de este objeto, a la vez como práctico dispositivo ecuestre y como talismán, y su creencia pagana en sus poderes mágicos pasó a los cristianos, que dieron a esta superstición su versión basada en san Dunstan.
En la Edad Media, cuando cundía al máximo el temor a la brujería, la herradura adquirió un poder adicional. Se creía que las brujas se desplazaban montadas en escobas porque temían a los caballos, y que cualquier cosa que les recordara un caballo, especialmente su herradura de hierro, las ahuyentaba como un crucifijo aterrorizaba a un vampiro. La mujer acusada de brujería era enterrada con una herradura clavada en la tapa de su ataúd, para impedir su resurrección.
En Rusia, al herrero que forjaba herraduras se le consideraba dotado de capacidad para realizar «magia blanca» contra la brujería, y los juramentos solemnes relativos al matrimonio, los contratos comerciales y las compraventas de propiedades no se prestaban sobre una Biblia, sino sobre los yunques utilizados para martillear las herraduras.
Una herradura no podía colgarse de cualquier forma: su disposición correcta era con los extremos hacia arriba, pues de lo contrario su reserva de suerte se vaciaba.
En las Islas británicas, la herradura se mantuvo como potente símbolo de suerte hasta bien entrado el siglo XIX. Un popular encantamiento irlandés contra el mal y la enfermedad —originado a la vez la leyenda de san Dunstan— decía: «Padre, Hijo y Espíritu Santo, clavad el diablo en un palo.»
En 1805, cuando el almirante británico lord Horacio Nelson se enfrentó a los enemigos de su nación en la batalla de Trafalgar, el supersticioso inglés clavó una herradura en el mástil de su navío almirante, el Victory.
Re: Supersticiones
pues si superticiones las hay siempre las a avido y siempre las abra ,bonito hilo nefer gracias por compartirlo ya intentare buscar y poner porque estas cosas me gustan:marg:
anika- La dama de corazones
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Inscrito : 20/01/2010
Re: Supersticiones
El miedo al número 13 tiene su origen en diversas supersticiones derivadas de hechos históricos.
MIEDO AL NÚMERO 13
Incluso, debido a la popularidad de su mala suerte, el miedo al número 13 genera una fobia en particular conocida como triscaidecafobia..
El miedo al número 13 (trece) es una de las supersticiones más extendidas en el mundo occidental, al grado de que en muchos edificios la numeración de los pisos salta del 12 al 14.
Como ocurre con muchas creencias de este tipo, el número 13 a veces ha sido asociado con la mala fortuna y en otras con la buena.
El origen de las connotaciones negativas del número 13, se vincula a diversos hechos históricos, como los 13 comensales presentes en la Última Cena, la orden de arresto contra los Caballeros Templarios (emitida por el rey Felipe IV de Francia el viernes 13 de octubre de 1307), y el número de ciclos lunares durante un año (13) que lo vinculan con el poder femenino, rechazado y temido en un mundo patriarcal.
Incluso en algunos cuentos se retoma el miedo al número 13, por ejemplo, en el cuento original de La Bella Durmiente, se relata como los reyes invitaron a 12 hadas al ritual del bautizo para que le otorgaran dones a la nueva princesa, los monarcas en un descuido olvidaron invitar a una hada que se encontraba recluida en el bosque desde hacía décadas e incluso se dudaba de que estuviera viva, dicha hechicera se presentó furiosa a la fiesta (en donde tuvieron que agregar un juego de cubiertos más para quedar en 13) y en venganza otorgó a la princesita una maldición: al cumplir los 16 años se pincharía con el uso de una aguja y moriría.
El miedo al número 13 está estrechamente vinculado a la religión católica y a su dominio sobre el mundo occidental; sin embargo, en otras tradiciones culturales como en China o en Italia, el 13 se considera de buena suerte, tanto que muchos deportistas se lo tatúan o cosen en sus uniformes deportivos para tener buenos resultados.
En en el judaísmo, el número 13 también es de carácter positivo, ya que representa los 13 atributos de la misericordia de Dios. Para los cabalistas, el número 13 está contenido entre la suma de las letras de la palabra uno en hebreo, aludiendo así a la existencia de un sólo Dios, único e indivisible. El número 13 también aparece en otros aspectos del judaísmo como en los 13 principios de Fe de Maimónides, o en las 13 bendiciones matinales que se recitan.
MIEDO AL NÚMERO 13
Incluso, debido a la popularidad de su mala suerte, el miedo al número 13 genera una fobia en particular conocida como triscaidecafobia..
El miedo al número 13 (trece) es una de las supersticiones más extendidas en el mundo occidental, al grado de que en muchos edificios la numeración de los pisos salta del 12 al 14.
Como ocurre con muchas creencias de este tipo, el número 13 a veces ha sido asociado con la mala fortuna y en otras con la buena.
El origen de las connotaciones negativas del número 13, se vincula a diversos hechos históricos, como los 13 comensales presentes en la Última Cena, la orden de arresto contra los Caballeros Templarios (emitida por el rey Felipe IV de Francia el viernes 13 de octubre de 1307), y el número de ciclos lunares durante un año (13) que lo vinculan con el poder femenino, rechazado y temido en un mundo patriarcal.
Incluso en algunos cuentos se retoma el miedo al número 13, por ejemplo, en el cuento original de La Bella Durmiente, se relata como los reyes invitaron a 12 hadas al ritual del bautizo para que le otorgaran dones a la nueva princesa, los monarcas en un descuido olvidaron invitar a una hada que se encontraba recluida en el bosque desde hacía décadas e incluso se dudaba de que estuviera viva, dicha hechicera se presentó furiosa a la fiesta (en donde tuvieron que agregar un juego de cubiertos más para quedar en 13) y en venganza otorgó a la princesita una maldición: al cumplir los 16 años se pincharía con el uso de una aguja y moriría.
El miedo al número 13 está estrechamente vinculado a la religión católica y a su dominio sobre el mundo occidental; sin embargo, en otras tradiciones culturales como en China o en Italia, el 13 se considera de buena suerte, tanto que muchos deportistas se lo tatúan o cosen en sus uniformes deportivos para tener buenos resultados.
En en el judaísmo, el número 13 también es de carácter positivo, ya que representa los 13 atributos de la misericordia de Dios. Para los cabalistas, el número 13 está contenido entre la suma de las letras de la palabra uno en hebreo, aludiendo así a la existencia de un sólo Dios, único e indivisible. El número 13 también aparece en otros aspectos del judaísmo como en los 13 principios de Fe de Maimónides, o en las 13 bendiciones matinales que se recitan.
anika- La dama de corazones
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Inscrito : 20/01/2010
Re: Supersticiones
Son varias las supersticiones que implican un repique de campana. Aunque ya no son tan usuales en nuestros tiempos, en otras épocas las campanas estaban rodeadas de creencias sobrenaturales.
REPIQUE DE CAMPANA
Entre las supersticiones sobre un repique de campana se encuentran las siguientes:
En la Iglaterra del siglo XIV, durante la época de la peste negra, se pensaba que el repique de campana podía alejar la epidemia.
El repique de campana puede purificar el aire.
Tocar las campanas durante un entierro aleja al fantasma del difunto.
El repique de campana puede combatir a las brujas. También se creía que las brujas entraban de noche a las iglesias para robar las campanas por instrucciones del demonio.
Repicar las campanas en las iglesias porque su espíritu conjura tormentas y borrascas.
Si las campanas comienzan a repicar por sí mismas, sin que nadie las haya tocado, es porque se aproxima una desgracia.
La creencia de que el repique de campana tiene el poder de alejar espíritus y epidemias, es debido a la asociación que se hizo de estos objetos y las iglesias, consideradas como lugares sacros por gran parte de la población, sobretodo europea, en donde comenzó la expansión del catolicismo.
De hecho, gran parte de las supersticiones que rodean el repique de campana, surgieron durante la época medieval, época en donde la iglesia católica tenía dominio extendido. Muchas de esas supersticiones están relacionadas con ahuyentar brujas, demonios y malos espíritus.
REPIQUE DE CAMPANA
Entre las supersticiones sobre un repique de campana se encuentran las siguientes:
En la Iglaterra del siglo XIV, durante la época de la peste negra, se pensaba que el repique de campana podía alejar la epidemia.
El repique de campana puede purificar el aire.
Tocar las campanas durante un entierro aleja al fantasma del difunto.
El repique de campana puede combatir a las brujas. También se creía que las brujas entraban de noche a las iglesias para robar las campanas por instrucciones del demonio.
Repicar las campanas en las iglesias porque su espíritu conjura tormentas y borrascas.
Si las campanas comienzan a repicar por sí mismas, sin que nadie las haya tocado, es porque se aproxima una desgracia.
La creencia de que el repique de campana tiene el poder de alejar espíritus y epidemias, es debido a la asociación que se hizo de estos objetos y las iglesias, consideradas como lugares sacros por gran parte de la población, sobretodo europea, en donde comenzó la expansión del catolicismo.
De hecho, gran parte de las supersticiones que rodean el repique de campana, surgieron durante la época medieval, época en donde la iglesia católica tenía dominio extendido. Muchas de esas supersticiones están relacionadas con ahuyentar brujas, demonios y malos espíritus.
anika- La dama de corazones
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