leyendas urbanas
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Re: leyendas urbanas
Vamos en esta vida siempre ay dia que el ser más noble y bueno , el miedo le puede traicionar, pero si noble y bueno y mas tiene conciencia, al poco tiempo que reflexione seguro que dice la verdad como fue ( pues una Persona que sea noble y buena a mas que tenga conciencia , No podría vivir sabiendo que una persona inocente está en la cárcel , por una cosa que no echo , si no que fue él. )
A más este caso como esta contado es muy fácil saber cómo paso, pues su Madre está de vacaciones con él, y haber cómo explicaría que en aquellas horas estuviera en la autopista de paseo.
y un
A más este caso como esta contado es muy fácil saber cómo paso, pues su Madre está de vacaciones con él, y haber cómo explicaría que en aquellas horas estuviera en la autopista de paseo.
y un
El Avi65- El astrologo de la pirámide
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Inscrito : 06/05/2010
Re: leyendas urbanas
ufffffffffff se me saltaron las lagrimas con esta historia ,pobre mujer yo lo siento pero no puedo entender el prodecer de su hijo y su nuera,no me lo justifica nada,eso que hizo es de una crueldad tremenda,juer si no puedo ni escribir de la llorera que tengo ahora,si tiene corazon no dejara que el hombre este en prision,pero si no lo tuvo al planear este macabro plan ,solo puedo decir que es un ser indeseable,asi pago a quien le dio la vida..que pena pordios
Re: leyendas urbanas
bueno seran leyendas pero quien dice que hoy y siempre no an sucedido estas historias yo pienso que la mente de las personas no las entendemos ni nosotros mismos ,,esta ultima historia la verdad que da mucha pena
muchisimas gracias por pasaros y leer estas leyendas . para los doa nefer y Avi
muchisimas gracias por pasaros y leer estas leyendas . para los doa nefer y Avi
anika- La dama de corazones
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Inscrito : 20/01/2010
Re: leyendas urbanas
La Maldición de Carmen Winstead
Cuenta la leyenda que un grupo de amigas queriendo gastar una broma a una compañera del colegio la tiraron por el hueco de una alcantarilla. La chica se partió el cuello en la caída y desde entonces comenzaron a…
Finalizada la hora del almuerzo escolar, la maestra les comunicó a los alumnos que la junta directiva había planificado un simulacro de incendio en el que todos debían participar.
Poco después sonó la alarma y los alumnos salieron para reunirse en el patio. Era un día caluroso, con el cielo despejado y un sol que hacía arder la piel, llenando las frentes de los estudiantes con pequeñas gotas de sudor.
La maestra comenzó a leer la lista de nombres. Todos alzaban la mano y decían “presente” de forma mecánica, consumidos por el aburrimiento. Sin embargo, una chica de un grupo de cinco amigas se fijó en el hecho de que Carmen (una compañera de clase) estaba de pie junto a la alcantarilla, a la que le faltaba la tapa desde hacía semanas, y aún faltaba bastante para que la maestra leyera su nombre. Sus ojos brillaron. Carmen estaba entre las últimas de la larga lista organizada en orden alfabético: ¿qué pasaría cuando la llamen si caía en la alcantarilla? “¡Carmen está en la alcantarilla!”, podrían corear y entonces todos reirían a carcajadas y la pobre Carmen sería el hazme reír. Quién sabe, incluso podrían terminar por bautizarla como “La Chica de la Alcantarilla”. La oportunidad de romper el aburrimiento y hacer historia era perfecta, así que les comunicó discretamente la idea a sus cuatro amigas y todas empezaron a agolparse en torno a Carmen, fingiendo torpeza para empujarla y hacerla caer sin que aquello pareciese premeditado…
La maniobra fue perfecta, Carmen apenas emitió sonidos de queja mientras la hacían caer y, cuando dijeron su nombre, las cinco chicas empezaron a gritar: “¡Ella está en la alcantarilla¡ ¡Ella está en la alcantarilla!”.
Un mar de carcajadas se desató, pero las risas empezaron a silenciarse cuando la maestra se acercó a ver y, antes de que emitiera palabra alguna, se giró y miró a todos con una mueca impregnada de angustia y terror. La situación no inspiraba risa alguna: Carmen había caído de cabeza en el hueco y al aterrizar su cabeza se había torcido hacia un lado en una posición totalmente imposible, su cara casi sin piel después de haberse raspado contra las paredes de la alcantarilla en la caída y una mueca espantosa como si hubiera tratado de gritar y no hubiese tenido el tiempo suficiente. La sangre se dispersaba en un charco que se mezclaba con el excremento húmedo y maloliente que impregnaba todo su cuerpo.
Las cinco chicas se acercaron a ver. Una lágrima asomó tímidamente en la mejilla de la autora de la broma mientras sus ojos atónitos contemplaban como una gorda cucaracha yacía sobre lo que alguna vez fue el rostro de Carmen, moviendo sus antenas como para ver si todo estaba bien. Pero nada estaba bien, y ella y cada una de sus amigas se sintieron como uno de esos repulsivos insectos cuando la Policía vino y determinó que Carmen tenía el cuello roto y estaba muerta. Según dijeron, al caer Carmen se golpeó con las escaleras metálicas, de tal forma que perdió la cara y después se rompió el cuello al estrellarse contra el cemento.
Minutos después se llevaron el cadáver de Carmen, acompañado por una procesión de moscas cuyos zumbidos eran casi el único ruido en medio del fúnebre silencio. Ese día hubo un interrogatorio después de clases. Todos debían ir.
En el interrogatorio las cinco chicas dijeron que fue un accidente y que ellas fueron testigos. La Policía les creyó y el caso de Carmen Winstead se cerró, pero algo aún más siniestro había comenzado…
Meses después, compañeros de clase de la fallecida Carmen empezaron a recibir correos electrónicos que se titulaban “La empujaron” y afirmaban que a Carmen la habían empujado, que su muerte no era un accidente. También, los correos decían que los culpables debían asumir la responsabilidad del crimen, pues de lo contrario habría terribles consecuencias. La mayoría pensó que los correos eran una farsa elaborada por alguien que quería divertirse causando temor, pero otros no estaban tan seguros.
Transcurridos unos pocos días tras la cadena de correos, la chica que ideó el plan para ridiculizar a Carmen estaba bañándose cuando de pronto oyó una extraña risa. Cerró el grifo para oír mejor: la risa parecía venir del interior de la ducha. ¿Acaso se estaba volviendo loca? Aterrada, se secó rápidamente, se vistió, se despidió de su madre nerviosamente y se fue a dormir más temprano que de costumbre. Cinco horas después su madre se despertó al oír un portazo en la puerta de entrada. Su hija no estaba en la habitación ni en lugar alguno de la casa. Llamó a la Policía, pero los agentes poco podían hacer al respecto, ya que no se podía interponer una denuncia en personas desaparecidas hasta que transcurrieran 48 horas, aún así prometieron a la desconsolada madre patrullar las calles cercanas para buscar a su hija. La búsqueda de familiares y amigos tampoco tuvo éxito y la chica no apareció aquella noche.
La mañana siguiente mientras el conserje del colegio limpiaba las hojas secas del patio, se encontró que la tapa de la alcantarilla (que habían vuelto a colocar después de producirse la trágica muerte de Carmen) había sido levantada y apartada a un lado. Al asomarse descubrió algo realmente escalofriante. Parece que la chica desaparecida la había retirado antes de lanzarse de cabeza por el conducto y se encontraba en el fondo con el cuello roto y la cara destruida, borrada por los golpes que se había dado al caer y golpearse con las escaleras metálicas de las cloacas. Una muerte idéntica a la que sufrió Carmen.
El mismo destino les esperaba a las otras cuatro culpables de la muerte de Carmen. Tras la muerte de las dos primeras un equipo del ayuntamiento soldó la alcantarilla para que nadie más pudiera abrirla. Sin embargo eso no pareció impedir a la tercera víctima arrancarla del suelo, algo que requería una fuerza sobrehumana. Por supuesto esa fue la gota que colmó el vaso y se decidió colocar vigilancia las 24 horas del día en ese peligroso punto de encuentro para “suicidas”.
Las dos víctimas restantes murieron de la misma forma, pero el espíritu de Carmen en esta ocasión las guió hasta alcantarillas cercanas a sus domicilios, la vigilancia podría frustrar sus planes. Una por una cayeron en las alcantarillas, perdiendo el rostro y rompiéndose el cuello. Todas se habían quedado dormidas antes de su trágica muerte, en ese momento cuando se encontraban más vulnerables, Carmen aprovechaba para poseer sus cuerpos y guiarlas como si se tratara de un caso de sonambulismo hacia un muerte tan cruel como la que ella había sufrido. Un destino cruel porque podían sentir todo lo que ocurría pero no tenían control sobre su cuerpo.
Pero la cadena de muertes no se detuvo ahí, ya que posteriormente otros compañeros de clase de Carmen también fueron encontrados muertos en distintas alcantarillas, con el cuello roto y el rostro anulado. Ellos y ellas también se habían dormido antes de aparecer muertos…
Resultaba muy inquietante pensar que todos esos otros compañeros muertos no habían creído en los correos electrónicos que afirmaban que Carmen fue empujada. ¿Acaso el espíritu de Carmen se estaba vengando? ¿Podría eso explicar muertes tan extrañas en las que no se entendía cómo diablos los cuerpos habían ido a parar a la alcantarilla sin que nadie advirtiese con claridad el rumbo que las víctimas tomaban antes de ser asesinadas? El espíritu de Carmen Winstead andaba suelto y, quien no creyese que ella fue empujada, corría el riesgo de ser castigado con una muerte semejante a la de Carmen, muerte que caería sobre él o ella durante las horas de sueño, con un sigilo que solo se rompería al caer por la alcantarilla…
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anika- La dama de corazones
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Re: leyendas urbanas
Si una historia muy terrible. Que nos demuestro que con la mentira, no se puede ir por este mundo, pues de una forma u otra al final lo pagas.
Y lo de creer o no creer, esto va a cada persona, pues yo mismo muchas cosas que me cuentan a veces no me las creo, y a mejor al final era verdad.
Pues me puedes decir si ay alguna persona, que una vez su vida no se creer lo que le cuentas. Yo creo que en este mundo no ay ninguna que en alguna ocasión no se creyó la verdad aun que fuera verdad . Salut y un peto
Y lo de creer o no creer, esto va a cada persona, pues yo mismo muchas cosas que me cuentan a veces no me las creo, y a mejor al final era verdad.
Pues me puedes decir si ay alguna persona, que una vez su vida no se creer lo que le cuentas. Yo creo que en este mundo no ay ninguna que en alguna ocasión no se creyó la verdad aun que fuera verdad . Salut y un peto
El Avi65- El astrologo de la pirámide
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Re: leyendas urbanas
la verdad Avi es que yo soy una persona muy credula me lo creo todo y aveces no es bueno creer tanto porque es cuando nosdan el palo pero en fin siempre ay que creer en algo gracias Avi
anika- La dama de corazones
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Re: leyendas urbanas
La Fábrica del Demonio
Dos vigilantes realizan su ronda por una oscura fábrica cuando empiezan a escuchar ruidos. El más veterano le contará al otro la leyenda que circula sobre el lugar, y cómo su dueño vendió su alma al diablo para asegurarse que no le roben…
Las linternas proyectaban su haz de luz en la nave desierta. Los dos vigilantes escudriñaban el rincón donde uno de ellos había escuchado un ruido.
—¿Ves algo?
—No, nada. Creo que empiezas a estar obsesionado.
—Es porque tú eres nuevo, Marcos, seguramente si supieras lo mismo que sé yo…
—¡Cuenta, cuenta! —le apremió el novato.
Enrique bajó el tono de voz y le informó a su compañero:
—¿Sabías que llevamos, entre los que hacemos esta ronda, más de seis bajas por depresión?
Marcos puso tal rostro de sorpresa, que su compañero comprendió que no debía estar al corriente de la situación. Enrique prosiguió relatando la historia…
—Antonio, por ejemplo, me comentó que padecía estrés debido a los ruidos que se oían por la noche; parecían los lamentos de un hombre que, a veces, derivaban en silbido… Pero lo más traumático llegó cuando escuchó la respiración de una persona muy cerca de su oído y hasta llegó a sentir el calor de su aliento.
—¡Joder, Enrique!… ¡Es para acojonarse! Pero bueno, ¡sigue!, ¡sigue! —Marcos estaba cada vez más inquieto.
—¿Tú sabías que en esta fábrica estuvieron mucho tiempo sin sufrir ningún robo? Lo más curioso es que siendo uno de los barrios más peligrosos, no tenían a nadie para protegerla. Según una leyenda que circula desde hace tiempo, el dueño de la fábrica hizo un pacto con el diablo nada menos, para que no ocurriese nada en estas naves. Al parecer, Lucifer aceptó el trato y envió un perro horrible, con las fauces de un monstruo y la envergadura de un ca- ballo que arrastraba sus mugrientas garras por cada rincón de este horrible lugar. El trato no fue gratuito. A cambio, Lucifer exigió el alma de un vigilante al año. Cada doce meses el propietario de la fábrica contrataba a un guarda nocturno y a los pocos días… ¡Lo encontraban muerto!
—Lo único que me dijeron al respecto es que la empresa ha cambiado de dueño… ¿Es verdad? —preguntó Marcos intrigado.
—Sí, en efecto, y por eso hace dos años que no encuentran el cadáver de uno de los nuestros, pero lo cierto es que los extraños sonidos se siguen escuchando.
Un nuevo ruido alertó a Enrique que, automáticamente, dirigió hacia ese punto el foco de luz de la linterna intentando descubrir de dónde provenía. Se acercó al rincón iluminado pero no advirtió nada anómalo. El silencio reinante comenzó a inquietarle.
—¿Marcos? ¿Estás ahí?
Nadie le respondía. Enrique enfocó un bulto en el suelo, justo en el lugar donde estuvieron unos segundos antes. Al acercarse descubrió con horror que los ojos de su compañero miraban al vacío. Le cogió la muñeca derecha para comprobar el pulso. No cabía duda. ¡Marcos estaba muerto! Lo que más impresionó a Enrique es que su compañero estaba cubierto de rasguños y rasgaduras. Era como si una enorme bestia lo hubiera atacado con sus afiladas garras.
Dos vigilantes realizan su ronda por una oscura fábrica cuando empiezan a escuchar ruidos. El más veterano le contará al otro la leyenda que circula sobre el lugar, y cómo su dueño vendió su alma al diablo para asegurarse que no le roben…
Las linternas proyectaban su haz de luz en la nave desierta. Los dos vigilantes escudriñaban el rincón donde uno de ellos había escuchado un ruido.
—¿Ves algo?
—No, nada. Creo que empiezas a estar obsesionado.
—Es porque tú eres nuevo, Marcos, seguramente si supieras lo mismo que sé yo…
—¡Cuenta, cuenta! —le apremió el novato.
Enrique bajó el tono de voz y le informó a su compañero:
—¿Sabías que llevamos, entre los que hacemos esta ronda, más de seis bajas por depresión?
Marcos puso tal rostro de sorpresa, que su compañero comprendió que no debía estar al corriente de la situación. Enrique prosiguió relatando la historia…
—Antonio, por ejemplo, me comentó que padecía estrés debido a los ruidos que se oían por la noche; parecían los lamentos de un hombre que, a veces, derivaban en silbido… Pero lo más traumático llegó cuando escuchó la respiración de una persona muy cerca de su oído y hasta llegó a sentir el calor de su aliento.
—¡Joder, Enrique!… ¡Es para acojonarse! Pero bueno, ¡sigue!, ¡sigue! —Marcos estaba cada vez más inquieto.
—¿Tú sabías que en esta fábrica estuvieron mucho tiempo sin sufrir ningún robo? Lo más curioso es que siendo uno de los barrios más peligrosos, no tenían a nadie para protegerla. Según una leyenda que circula desde hace tiempo, el dueño de la fábrica hizo un pacto con el diablo nada menos, para que no ocurriese nada en estas naves. Al parecer, Lucifer aceptó el trato y envió un perro horrible, con las fauces de un monstruo y la envergadura de un ca- ballo que arrastraba sus mugrientas garras por cada rincón de este horrible lugar. El trato no fue gratuito. A cambio, Lucifer exigió el alma de un vigilante al año. Cada doce meses el propietario de la fábrica contrataba a un guarda nocturno y a los pocos días… ¡Lo encontraban muerto!
—Lo único que me dijeron al respecto es que la empresa ha cambiado de dueño… ¿Es verdad? —preguntó Marcos intrigado.
—Sí, en efecto, y por eso hace dos años que no encuentran el cadáver de uno de los nuestros, pero lo cierto es que los extraños sonidos se siguen escuchando.
Un nuevo ruido alertó a Enrique que, automáticamente, dirigió hacia ese punto el foco de luz de la linterna intentando descubrir de dónde provenía. Se acercó al rincón iluminado pero no advirtió nada anómalo. El silencio reinante comenzó a inquietarle.
—¿Marcos? ¿Estás ahí?
Nadie le respondía. Enrique enfocó un bulto en el suelo, justo en el lugar donde estuvieron unos segundos antes. Al acercarse descubrió con horror que los ojos de su compañero miraban al vacío. Le cogió la muñeca derecha para comprobar el pulso. No cabía duda. ¡Marcos estaba muerto! Lo que más impresionó a Enrique es que su compañero estaba cubierto de rasguños y rasgaduras. Era como si una enorme bestia lo hubiera atacado con sus afiladas garras.
anika- La dama de corazones
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Inscrito : 20/01/2010
Re: leyendas urbanas
gracias a ti por pasarte por aqui
anika- La dama de corazones
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Inscrito : 20/01/2010
Re: leyendas urbanas
Esta historia esta vasada en un echo real
La Mejor Decoración de Halloween
La rivalidad entre dos vecinas que se odian en secreto las llevará a hacer cualquier cosa por ganar un concurso de la casa mejor decorada en Halloween. Leyenda urbana inspirada en un supuesto hecho real…
Sara y Cathy eran las típicas vecinas envidiosas que no se soportaban la una a la otra. Detrás de la falsa cordialidad y amabilidad que demostraban cuando estaban juntas, existía un profundo rencor y envidia que ninguna de las dos dudaba en mostrar cuando la otra se daba la vuelta.
Rumores, acusaciones e incluso algún que otro arañazo en la chapa de sus coches o una rueda pinchada eran habituales. No en vano se conocían desde el instituto y el amor de un chico ya las había convertido en enemigas feroces desde entonces.
A pesar de que habían pasado muchos años y de que a ambas les había ido muy bien en la vida ―ambas estaban casadas, residían en el barrio residencial más caro de la ciudad y gozaban de todo tipo de lujos―, su rencor no hacía más que crecer y aprovechaban cualquier excusa para competir en una ridícula carrera por ver cuál era mejor y si era posible ridiculizar a la otra. Este año no iba a ser la excepción, ya que en el barrio se celebraba un concurso por Halloween para ver quién llevaba el mejor disfraz y qué casa había sido mejor adornada.
Tanto Sara como Cathy confiaban en que ganarían ambos concursos. Sara había contratado a una diseñadora de ropa famosa para que le creara el disfraz de vampiresa más espectacular y sexy que jamás se había visto, incluso le habían confeccionado una prótesis dental a medida para simular sus colmillos. El resultado era digno de súper producción de Hollywood. Por su parte, Cathy llevaba un disfraz de bruja espectacular, no resaltaba su belleza como el de Sara pero era mucho más aterrador y llevaba varios trucos de magia para asustar a los niños, así como un enorme sapo vivo que guardaba en su bolsillo para asustar a los más valientes.
En cuanto a la decoración, ambas habían tirado la casa por la ventana y habían gastado varios miles de euros en iluminación, telarañas falsas, máquinas de humo seco, las más espectaculares calabazas talladas a mano y muñecos a tamaño real de todo tipo de monstruos.
Antes de comenzar los concursos ambas se dedicaron una mirada mezclada de odio y burla, pensando que la otra no tenía ninguna opción de ganar, ya que cada una guardaba un as en la manga para ganar el primer premio.
El concurso de disfraces transcurrió según lo previsto y poco tiempo después quedaban dos finalistas, Sara y Cathy. La falsa sonrisa de ambas mientras se mostraban en público era digna de un verdadero concurso de reinas de belleza, ambas tenían preparado su discurso de falsa modestia y fingida sorpresa. Lo que no esperaba Cathy es que Sara, mientras estaban en el escenario, abriera un poco más la raja de su falsa mostrando una de sus espectaculares piernas y dejando embelesado al jurado masculino que no dudó en coronarla como mejor disfraz. De poco le sirvió a Cathy haber llevado en la mano ese repulsivo sapo que parecía soltar un moco asqueroso, su esfuerzo había sido en vano y, si perdía el premio a mejor decoración, Sara se lo estaría restregando por la cara todo el año.
Pasados unos minutos comenzó el concurso y nuevamente no había sorpresas, las dos casas mejor decoradas eran las de Sara y Cathy. El jurado se acercó a la casa de Sara y allí empezó el verdadero festival: fuegos pirotécnicos, juegos de luces sincronizados con la música que eran coordinados por unos especialistas coreanos que le habían costado un ojo de la cara a Sara. Una decoración que parecía salida de una de las atracciones de un parque de diversiones. Pero el plato fuerte fue cuando liberaron al menos 100 gatos negros que tenían enjaulados y dispuestos a hacer aparición cuando acabara la música.
La gente quedó impresionada y estalló en aplausos, Cathy también quedó un poco preocupada, su sorpresa también era espectacular pero no esperaba que la competición fuese tan reñida. Rápidamente se apresuró a regresar a casa para coordinar el espectáculo, diez minutos después el jurado visitaría su hogar y tenía que estar todo dispuesto.
Al llegar ordenó a los miembros de su equipo (había contratado bailarines y técnicos de sonido) que se colocaran en sus puestos; pero estaba nerviosa, muy nerviosa y la gente cuando se encuentra en ese estado tiende a cometer errores.
El jurado llegó y su función comenzó, la casa en una completa oscuridad se iba iluminando a trozos y en cada una de las ventanas una pantalla y un proyector colocado por detrás mostraban diferentes habitaciones en las que había asesinos, se escuchaban gritos de tortura y salpicaba la sangre o aparecían fantasmas. Sin duda Cathy había optado más por el terror que por el espectáculo audiovisual como Sara. Pero su plato fuerte estaba a punto de comenzar…
De repente y al ritmo de Thriller de Michael Jackson, una manos empezaron a salir de debajo de la tierra de su jardín. Un espectacular grupo de baile disfrazado de zombis apareció en el cementerio figurado que había en su terreno y comenzó a bailar de forma sincronizada.
La gente bailaba, reía y grababa en vídeo todo el espectáculo, sin duda todo estaba saliendo a la perfección. Cathy desde lo alto de un árbol de su jardín preparaba el truco final, un conjunto de arneses atados a una rama alta servirían para que ella hiciera su aparición volando sobre su escoba. Era un sistema complicado que le habían tenido que explicar más de diez veces unos especialistas en escalada que había contratado. Los nervios del momento provocaron que Cathy tuviera un error fatal. Una de las cuerdas había quedado mal fijada y se soltó cuando Cathy saltó del árbol para aparecer volando sobre los zombis…
La cuerda restante se enredó en su ropa y el peso de su cuerpo comenzó a ahogarla, estaba colgando como si acabara de ahorcarse pero para su desgracia la muerte no tuvo la bondad de partirle el cuello; en su lugar, comenzó a asfixiarse lentamente mientras pataleaba luchando por su vida.
La gente no salía de su asombro, pensando que se trataba de parte del espectáculo aplaudían y coreaban el nombre de Cathy. La canción terminó y la risa malévola de la canción de Michael Jackson dio el broche final a una función impresionante. Las piernas de Cathy perdieron su fuerza y dejaron de moverse. Murió ahorcada sin que nadie se diera cuenta a pesar de que decenas de personas observaban el espectáculo.
Nadie dudaba de que Cathy debía ganar, incluso Sara reconoció en sus adentros que había sido vencida. El jurado dictaminó que era la justa ganadora del primer premio a la casa mejor decorada.
Pero nadie acudió a recoger el premio.
Mientras la gente se preguntaba dónde estaba Cathy, un grupo de niños se divertía jugando con el “muñeco” de bruja que colgaba del árbol. Le tiraban piedras y caramelos, estaba tan bien hecho que ninguno se atrevió a acercarse demasiado.
Hasta el día siguiente, nadie se dio cuenta que la bruja ahorcada que había en el jardín era en realidad Cathy, quien por su rivalidad con la vecina había dado la vida para ganar el concurso.
La Mejor Decoración de Halloween
La rivalidad entre dos vecinas que se odian en secreto las llevará a hacer cualquier cosa por ganar un concurso de la casa mejor decorada en Halloween. Leyenda urbana inspirada en un supuesto hecho real…
Sara y Cathy eran las típicas vecinas envidiosas que no se soportaban la una a la otra. Detrás de la falsa cordialidad y amabilidad que demostraban cuando estaban juntas, existía un profundo rencor y envidia que ninguna de las dos dudaba en mostrar cuando la otra se daba la vuelta.
Rumores, acusaciones e incluso algún que otro arañazo en la chapa de sus coches o una rueda pinchada eran habituales. No en vano se conocían desde el instituto y el amor de un chico ya las había convertido en enemigas feroces desde entonces.
A pesar de que habían pasado muchos años y de que a ambas les había ido muy bien en la vida ―ambas estaban casadas, residían en el barrio residencial más caro de la ciudad y gozaban de todo tipo de lujos―, su rencor no hacía más que crecer y aprovechaban cualquier excusa para competir en una ridícula carrera por ver cuál era mejor y si era posible ridiculizar a la otra. Este año no iba a ser la excepción, ya que en el barrio se celebraba un concurso por Halloween para ver quién llevaba el mejor disfraz y qué casa había sido mejor adornada.
Tanto Sara como Cathy confiaban en que ganarían ambos concursos. Sara había contratado a una diseñadora de ropa famosa para que le creara el disfraz de vampiresa más espectacular y sexy que jamás se había visto, incluso le habían confeccionado una prótesis dental a medida para simular sus colmillos. El resultado era digno de súper producción de Hollywood. Por su parte, Cathy llevaba un disfraz de bruja espectacular, no resaltaba su belleza como el de Sara pero era mucho más aterrador y llevaba varios trucos de magia para asustar a los niños, así como un enorme sapo vivo que guardaba en su bolsillo para asustar a los más valientes.
En cuanto a la decoración, ambas habían tirado la casa por la ventana y habían gastado varios miles de euros en iluminación, telarañas falsas, máquinas de humo seco, las más espectaculares calabazas talladas a mano y muñecos a tamaño real de todo tipo de monstruos.
Antes de comenzar los concursos ambas se dedicaron una mirada mezclada de odio y burla, pensando que la otra no tenía ninguna opción de ganar, ya que cada una guardaba un as en la manga para ganar el primer premio.
El concurso de disfraces transcurrió según lo previsto y poco tiempo después quedaban dos finalistas, Sara y Cathy. La falsa sonrisa de ambas mientras se mostraban en público era digna de un verdadero concurso de reinas de belleza, ambas tenían preparado su discurso de falsa modestia y fingida sorpresa. Lo que no esperaba Cathy es que Sara, mientras estaban en el escenario, abriera un poco más la raja de su falsa mostrando una de sus espectaculares piernas y dejando embelesado al jurado masculino que no dudó en coronarla como mejor disfraz. De poco le sirvió a Cathy haber llevado en la mano ese repulsivo sapo que parecía soltar un moco asqueroso, su esfuerzo había sido en vano y, si perdía el premio a mejor decoración, Sara se lo estaría restregando por la cara todo el año.
Pasados unos minutos comenzó el concurso y nuevamente no había sorpresas, las dos casas mejor decoradas eran las de Sara y Cathy. El jurado se acercó a la casa de Sara y allí empezó el verdadero festival: fuegos pirotécnicos, juegos de luces sincronizados con la música que eran coordinados por unos especialistas coreanos que le habían costado un ojo de la cara a Sara. Una decoración que parecía salida de una de las atracciones de un parque de diversiones. Pero el plato fuerte fue cuando liberaron al menos 100 gatos negros que tenían enjaulados y dispuestos a hacer aparición cuando acabara la música.
La gente quedó impresionada y estalló en aplausos, Cathy también quedó un poco preocupada, su sorpresa también era espectacular pero no esperaba que la competición fuese tan reñida. Rápidamente se apresuró a regresar a casa para coordinar el espectáculo, diez minutos después el jurado visitaría su hogar y tenía que estar todo dispuesto.
Al llegar ordenó a los miembros de su equipo (había contratado bailarines y técnicos de sonido) que se colocaran en sus puestos; pero estaba nerviosa, muy nerviosa y la gente cuando se encuentra en ese estado tiende a cometer errores.
El jurado llegó y su función comenzó, la casa en una completa oscuridad se iba iluminando a trozos y en cada una de las ventanas una pantalla y un proyector colocado por detrás mostraban diferentes habitaciones en las que había asesinos, se escuchaban gritos de tortura y salpicaba la sangre o aparecían fantasmas. Sin duda Cathy había optado más por el terror que por el espectáculo audiovisual como Sara. Pero su plato fuerte estaba a punto de comenzar…
De repente y al ritmo de Thriller de Michael Jackson, una manos empezaron a salir de debajo de la tierra de su jardín. Un espectacular grupo de baile disfrazado de zombis apareció en el cementerio figurado que había en su terreno y comenzó a bailar de forma sincronizada.
La gente bailaba, reía y grababa en vídeo todo el espectáculo, sin duda todo estaba saliendo a la perfección. Cathy desde lo alto de un árbol de su jardín preparaba el truco final, un conjunto de arneses atados a una rama alta servirían para que ella hiciera su aparición volando sobre su escoba. Era un sistema complicado que le habían tenido que explicar más de diez veces unos especialistas en escalada que había contratado. Los nervios del momento provocaron que Cathy tuviera un error fatal. Una de las cuerdas había quedado mal fijada y se soltó cuando Cathy saltó del árbol para aparecer volando sobre los zombis…
La cuerda restante se enredó en su ropa y el peso de su cuerpo comenzó a ahogarla, estaba colgando como si acabara de ahorcarse pero para su desgracia la muerte no tuvo la bondad de partirle el cuello; en su lugar, comenzó a asfixiarse lentamente mientras pataleaba luchando por su vida.
La gente no salía de su asombro, pensando que se trataba de parte del espectáculo aplaudían y coreaban el nombre de Cathy. La canción terminó y la risa malévola de la canción de Michael Jackson dio el broche final a una función impresionante. Las piernas de Cathy perdieron su fuerza y dejaron de moverse. Murió ahorcada sin que nadie se diera cuenta a pesar de que decenas de personas observaban el espectáculo.
Nadie dudaba de que Cathy debía ganar, incluso Sara reconoció en sus adentros que había sido vencida. El jurado dictaminó que era la justa ganadora del primer premio a la casa mejor decorada.
Pero nadie acudió a recoger el premio.
Mientras la gente se preguntaba dónde estaba Cathy, un grupo de niños se divertía jugando con el “muñeco” de bruja que colgaba del árbol. Le tiraban piedras y caramelos, estaba tan bien hecho que ninguno se atrevió a acercarse demasiado.
Hasta el día siguiente, nadie se dio cuenta que la bruja ahorcada que había en el jardín era en realidad Cathy, quien por su rivalidad con la vecina había dado la vida para ganar el concurso.
anika- La dama de corazones
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Re: leyendas urbanas
Mi lo primero de todo estoy escuchado muestro Barça y con los nervios pues un estamos en empate a uno. Y con la primara Historia, que para mí es una buena historia de terror,
GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOl de Messi 1 a 2 BRAVO –BRAVO. QUE BIEN VALE
Sigo. Pero solo esto una historia o cuento.
Y ahora me voy a leer la segundo y luego te la comento lo mis sentimiento sobre ella.
Esta segunda historia sí que puede ser real. Pues la envida es muy mala. Y es verdad que ay que se dicen ser Amig@s que puede ser lo sean, pero la envida los pierde, y más creo que en fondo son personas desgracias, pues no viven felices pues la envida se las come.
Por fin termino el partido 1 a 2. Y mejor el mundo como jugador marco dos goles MESSI. Y Aquí también ay mucha envida para mucha gente, pero quiero creer que esta envida es para mucha gente sana. Y algunos será in sana. Pero esto es así en la vida real. Gracias y VISCA EL BRACA, que me saca de muchas penas
GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOl de Messi 1 a 2 BRAVO –BRAVO. QUE BIEN VALE
Sigo. Pero solo esto una historia o cuento.
Y ahora me voy a leer la segundo y luego te la comento lo mis sentimiento sobre ella.
Esta segunda historia sí que puede ser real. Pues la envida es muy mala. Y es verdad que ay que se dicen ser Amig@s que puede ser lo sean, pero la envida los pierde, y más creo que en fondo son personas desgracias, pues no viven felices pues la envida se las come.
Por fin termino el partido 1 a 2. Y mejor el mundo como jugador marco dos goles MESSI. Y Aquí también ay mucha envida para mucha gente, pero quiero creer que esta envida es para mucha gente sana. Y algunos será in sana. Pero esto es así en la vida real. Gracias y VISCA EL BRACA, que me saca de muchas penas
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