leyendas urbanas
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Re: leyendas urbanas
El Pombero
pombero
Conocido principalmente en Argentina, Brasil y Paraguay, el Pombero es un duende del bosque que se encarga de proteger la fauna y flora de aquellos que matan más animales de los que van a comer o talando árboles que no van a utilizar…
El Pombero es un ser originario de la mitología guaraní (algunos autores difieren en esto), muy popular en Paraguay, en ciertas partes del sur de Brasil, y en zonas argentinas como Misiones, Corrientes o Entre Ríos.
Este ser gusta de acosar y violar mujeres, asesinar a quienes deterioran innecesariamente la naturaleza, y castigan a quienes osan pronunciar su nombre en voz alta o les faltan el respeto imitando su silbido, que según cuentan es escalofriante y de hasta 30 segundos.
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Su nombre
En guaraní, el nombre que se le da es “Cuarahú-Yara”, lo cual significa “Dueño del Sol”. Sin embargo, esto es sólo aparente, pues aquel es el nombre de un viejo rojizo con un solo ojo en la frente, dientes de perro, brazos largos y enormes manos. Este ser, según indica el especialista Félix Coluccio, no es una modalidad del Pombero sino un ente diferenciado. Así, los verdaderos orígenes de su nombre habría que buscarlos en el sur de Brasil, donde se llama “pombeiro” al que espía, y en los aborígenes de las pampas argentinas, que llaman “bombero” al explorador que marcha en la línea de avanzada cuando se están efectuando tareas de reconocimiento. De allí, se cree que el nombre puede ser una fusión de ambos, o una deformación de uno u otro.
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Versión tradicional del Pombero
Las primeras referencias al Pombero lo muestran como un ser alto, flaco, fornido, feo, y muy peludo. Sin embargo, esta versión carece de importancia en la actualidad, no solo porque prácticamente no existe información sobre la misma, sino porque, de una forma que podríamos llamar “casi oficial”, el Pombero es popularmente conocido como una especie de duende. Esta es la versión tradicional, tanto en el folclore actual como en el de hace décadas atrás.
En la versión (la tradicional) que nos ocupa, el Pombero es una especie de hombrecillo pequeño, feo, fuerte, moreno, muy peludo, de brazos largos y manos enormes, codos y rodillas sin articulaciones (por lo cual hace movimientos toscos y grotescos), piernas cortas con pies invertidos que desorientan a quien lo intenta rastrear, un enorme miembro viril para abusar carnalmente de las mujeres, una barba larga —en ciertas versiones, tan grande que le cubre el miembro—, un sombrero de paja y una bolsa al hombro, aunque lo de la bolsa es dudoso, pues proviene de su confusión con el Kari-Vosá, otro ser mitológico.
Sean cuales sean los detalles de su aspecto, el Pombero ronda por los bosques, suele refugiarse en casas u otras construcciones abandonadas para descansar, y nunca deja de viajar, al menos entre las zonas en que se lo ha visto.
Sus habilidades son diversas: puede hacerse invisible y delatar su presencia a través de algo tan sutil como un escalofrío en quien supuestamente es tocado; puede deslizarse en espacios muy estrechos, correr velozmente en cuatro patas, imitar el canto de muchas aves (sobre todo nocturnas), el silbido de una persona y el sonido de víboras u otros animales.
La misión principal del Pombero es la de cuidar a la Naturaleza, vigilando el monte y velando por las vidas de los animales salvajes. Por ello y si bien permite la cacería, se enfurece cuando ve que un cazador mata más de lo que consumirá, cuando un pescador solo busca entretenerse, cuando un leñador corta madera que no empleará y, en suma, cuando cualquiera produce injustificadamente un daño a la flora o fauna. Su vigilancia es casi imposible de burlar, ya que supuestamente puede metamorfosearse y, por ejemplo, estar observando todo en forma de lechuza…
A la hora de castigar, el Pombero puede ser realmente implacable y cruel. Por ejemplo, en algunas partes de Argentina creen que, si encuentra a un niño cazando pájaros, lo tomará a la fuerza y lo abandonará lejos de casa, muerto o atontado, dependiendo del caso. Concretamente en el Chaco (Argentina), se cree que el Pombero puede chuparles la sangre a los niños, dejándolos secos y colgados de algún árbol…
Tal y como los duendes tradicionales, el Pombero puede ser travieso y fastidioso: libera vacas y otros animales de sus corrales, dispersa gallinas u otros grupos de animales domésticos o salvajes, roba tabaco, desparrama maíz, consume miel si la encuentra a su alcance, se coge los huevos de las gallinas, y tumba a los jinetes de sus caballos, entre otras cosas.
Particularmente conocida es la lascivia del Pombero. Éste, aprovechándose de su invisibilidad, suele despertar a las mujeres con caricias malintencionadas, sobre todo si duermen fuera, como sucede a menudo en verano. Ciertas mujeres han sido violadas por el Pombero, y cuando tienen un hijo de él, suele ser algo parecido al padre, desgraciadamente… En este tipo de afán el Pombero, cuando se ha prendado de la belleza de determinadas jóvenes, ha llegado a raptarlas (dicen algunos que, para esto, puede hipnotizar), las ha violado en el bosque, y ahí las ha dejado abandonadas, generalmente embarazadas, con la ropa rasgada y el cuerpo cubierto de tierra y mal olor (el Pombero apesta). Sin embargo, gusta de violar salvajemente, a manera de castigo, a las esposas infieles y a las jóvenes que han crecido sin bautizarse. Hasta aquí parecería que las elegidas del Pombero están perdidas, pero muchos creen que, si éstas le ofrecen miel o tabaco de buena manera, el Pombero habrá de dejarles intacto “el honor”.
Ahora, y pese a ser violador, el Pombero también tiene su lado sensible con las mujeres. En efecto, en Corrientes (Argentina) creen que éste se suele enamorar de las embarazadas que están gestando niñas, y que las protege cuando duermen o andan solas en la oscuridad, delatando a veces su presencia en algo tan suave como un piar de pollito.
Por otra parte, uno puede ganar la amistad o simpatía del Pombero si le hace regalos. Hay que dejarle tabaco, miel o licor, en algún banco o silla o en un lugar visible atrás de la casa, pronunciando una corta oración o ruego. Cuentan que, si se llega a obtener su amistad, éste cuidará la casa, el rancho, los animales y las pertenencias del favorecido, además de que le guiará donde están las presas más grandes para cazar, los peces más gordos y jugosos, y los frutos más frescos y exquisitos… Sin embargo, ganar la amistad del Pombero no es tarea sencilla, pues las ofrendas deben hacérsele por treinta noches seguidas sin interrupción; aunque también, si se desea un favor concreto —sobre todo en lo que es encontrar cosas perdidas y tener éxito con los cultivos y los animales de granja—, se puede pedir primero el favor, decirle lo que se le habrá de dar por treinta noches seguidas, esperar a que el favor esté cumplido y entonces proceder a cumplirle lo ofrecido. Y es mejor que así sea, porque el Pombero se enfurece cuando hace un favor y no es retribuido…
Como contraparte a lo anterior, hay quienes se han ganado la enemistad del Pombero. Si esto es así, la persona enemistada oirá ruidos extraños en casa, verá objetos que se mueven, puertas que se abren, cosas que se caen sin explicación, o incluso pasos y voces sin fuente aparente… Esa persona mejor no debería salir de cacería, pues el Pombero intentará confundirle en la espesura del bosque, de la cual quizá no vuelva vivo…
Otra cosa a tener en cuenta, es que alguien puede irritar al Pombero sin llegar a ser su enemigo, pero sí experimentando desagradables consecuencias y, de reincidir, seguramente tendrá la enemistad del Pombero. Cosas que lo irritan, además de dañar innecesariamente la flora y fauna, son el pronunciar su nombre en voz alta, el imitarlo (esto hará que conteste con estremecedores sonidos) y el no hacerle jamás ningún regalo. Según creen, posibles consecuencias de irritarlo son episodios de temblor, mudez o confusión, estados todos que el Pombero puede inducir con solo dar un roce de sus manos peludas.
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Aún creen en el Pombero
Todavía en la actualidad, pero sobre todo en el campo, muchos afirman tener experiencias que delatan la presencia del Pombero: ramas que se mueven sin motivo, ruidos de animales que no se ven, asnos sin cabeza o cosas de ese tipo, sonidos de ciertas especies de ave al atardecer, animales de granja que se dispersan sin motivo aparente, etc…
Jorge Alberto Martínez, argentino que investigó sobre la vigencia de la creencia en el Pombero, cuenta al respecto lo siguiente: “Lo cierto es que además, dicho mito, sigue en este año 2000, existiendo y no sólo entre la gente sin estudios, sino incluso entre estudiantes universitarios a los que he analizado. Hace menos de un mes, a uno de ellos le referí la historia del Pombero como un mito, y se ofendió, diciéndome que él mismo lo había visto y que así como embaraza a las mujeres, con los hombres puede ser un juerguista insoportable o un aliado valioso, tanto en las cosechas como en sus propias relaciones con las mujeres. La sensación que me transmitió del Pombero fue tan vívida, que por poco me lo creí. Creo que un error que a veces podemos cometer es pensar en los mitos como en algo que pasó, no como algo viviente, que hoy en día sigue sustentándose a partir de experiencias como las que acabo de relatar (…). Si bien mi conocimiento del Pombero comenzó hace casi 20 años a través de una empleada doméstica paraguaya, cuando me fui internando en la cultura de ese país por otros fines, descubrí que tiene una presencia casi tan importante como el Espíritu Santo dentro de la mitología católica.”
.
¿Evidencias de su realidad?…
Hace poco, en internet se publicó un vídeo donde se ve a unos niños caminando por el bosque en Misiones, noreste de Argentina. Mientras conversan, uno de los niños ve algo al costado de un árbol, aunque la mala calidad del vídeo no deja ver bien qué es, pero se supone que es el Pombero:
pombero
Conocido principalmente en Argentina, Brasil y Paraguay, el Pombero es un duende del bosque que se encarga de proteger la fauna y flora de aquellos que matan más animales de los que van a comer o talando árboles que no van a utilizar…
El Pombero es un ser originario de la mitología guaraní (algunos autores difieren en esto), muy popular en Paraguay, en ciertas partes del sur de Brasil, y en zonas argentinas como Misiones, Corrientes o Entre Ríos.
Este ser gusta de acosar y violar mujeres, asesinar a quienes deterioran innecesariamente la naturaleza, y castigan a quienes osan pronunciar su nombre en voz alta o les faltan el respeto imitando su silbido, que según cuentan es escalofriante y de hasta 30 segundos.
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Su nombre
En guaraní, el nombre que se le da es “Cuarahú-Yara”, lo cual significa “Dueño del Sol”. Sin embargo, esto es sólo aparente, pues aquel es el nombre de un viejo rojizo con un solo ojo en la frente, dientes de perro, brazos largos y enormes manos. Este ser, según indica el especialista Félix Coluccio, no es una modalidad del Pombero sino un ente diferenciado. Así, los verdaderos orígenes de su nombre habría que buscarlos en el sur de Brasil, donde se llama “pombeiro” al que espía, y en los aborígenes de las pampas argentinas, que llaman “bombero” al explorador que marcha en la línea de avanzada cuando se están efectuando tareas de reconocimiento. De allí, se cree que el nombre puede ser una fusión de ambos, o una deformación de uno u otro.
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Versión tradicional del Pombero
Las primeras referencias al Pombero lo muestran como un ser alto, flaco, fornido, feo, y muy peludo. Sin embargo, esta versión carece de importancia en la actualidad, no solo porque prácticamente no existe información sobre la misma, sino porque, de una forma que podríamos llamar “casi oficial”, el Pombero es popularmente conocido como una especie de duende. Esta es la versión tradicional, tanto en el folclore actual como en el de hace décadas atrás.
En la versión (la tradicional) que nos ocupa, el Pombero es una especie de hombrecillo pequeño, feo, fuerte, moreno, muy peludo, de brazos largos y manos enormes, codos y rodillas sin articulaciones (por lo cual hace movimientos toscos y grotescos), piernas cortas con pies invertidos que desorientan a quien lo intenta rastrear, un enorme miembro viril para abusar carnalmente de las mujeres, una barba larga —en ciertas versiones, tan grande que le cubre el miembro—, un sombrero de paja y una bolsa al hombro, aunque lo de la bolsa es dudoso, pues proviene de su confusión con el Kari-Vosá, otro ser mitológico.
Sean cuales sean los detalles de su aspecto, el Pombero ronda por los bosques, suele refugiarse en casas u otras construcciones abandonadas para descansar, y nunca deja de viajar, al menos entre las zonas en que se lo ha visto.
Sus habilidades son diversas: puede hacerse invisible y delatar su presencia a través de algo tan sutil como un escalofrío en quien supuestamente es tocado; puede deslizarse en espacios muy estrechos, correr velozmente en cuatro patas, imitar el canto de muchas aves (sobre todo nocturnas), el silbido de una persona y el sonido de víboras u otros animales.
La misión principal del Pombero es la de cuidar a la Naturaleza, vigilando el monte y velando por las vidas de los animales salvajes. Por ello y si bien permite la cacería, se enfurece cuando ve que un cazador mata más de lo que consumirá, cuando un pescador solo busca entretenerse, cuando un leñador corta madera que no empleará y, en suma, cuando cualquiera produce injustificadamente un daño a la flora o fauna. Su vigilancia es casi imposible de burlar, ya que supuestamente puede metamorfosearse y, por ejemplo, estar observando todo en forma de lechuza…
A la hora de castigar, el Pombero puede ser realmente implacable y cruel. Por ejemplo, en algunas partes de Argentina creen que, si encuentra a un niño cazando pájaros, lo tomará a la fuerza y lo abandonará lejos de casa, muerto o atontado, dependiendo del caso. Concretamente en el Chaco (Argentina), se cree que el Pombero puede chuparles la sangre a los niños, dejándolos secos y colgados de algún árbol…
Tal y como los duendes tradicionales, el Pombero puede ser travieso y fastidioso: libera vacas y otros animales de sus corrales, dispersa gallinas u otros grupos de animales domésticos o salvajes, roba tabaco, desparrama maíz, consume miel si la encuentra a su alcance, se coge los huevos de las gallinas, y tumba a los jinetes de sus caballos, entre otras cosas.
Particularmente conocida es la lascivia del Pombero. Éste, aprovechándose de su invisibilidad, suele despertar a las mujeres con caricias malintencionadas, sobre todo si duermen fuera, como sucede a menudo en verano. Ciertas mujeres han sido violadas por el Pombero, y cuando tienen un hijo de él, suele ser algo parecido al padre, desgraciadamente… En este tipo de afán el Pombero, cuando se ha prendado de la belleza de determinadas jóvenes, ha llegado a raptarlas (dicen algunos que, para esto, puede hipnotizar), las ha violado en el bosque, y ahí las ha dejado abandonadas, generalmente embarazadas, con la ropa rasgada y el cuerpo cubierto de tierra y mal olor (el Pombero apesta). Sin embargo, gusta de violar salvajemente, a manera de castigo, a las esposas infieles y a las jóvenes que han crecido sin bautizarse. Hasta aquí parecería que las elegidas del Pombero están perdidas, pero muchos creen que, si éstas le ofrecen miel o tabaco de buena manera, el Pombero habrá de dejarles intacto “el honor”.
Ahora, y pese a ser violador, el Pombero también tiene su lado sensible con las mujeres. En efecto, en Corrientes (Argentina) creen que éste se suele enamorar de las embarazadas que están gestando niñas, y que las protege cuando duermen o andan solas en la oscuridad, delatando a veces su presencia en algo tan suave como un piar de pollito.
Por otra parte, uno puede ganar la amistad o simpatía del Pombero si le hace regalos. Hay que dejarle tabaco, miel o licor, en algún banco o silla o en un lugar visible atrás de la casa, pronunciando una corta oración o ruego. Cuentan que, si se llega a obtener su amistad, éste cuidará la casa, el rancho, los animales y las pertenencias del favorecido, además de que le guiará donde están las presas más grandes para cazar, los peces más gordos y jugosos, y los frutos más frescos y exquisitos… Sin embargo, ganar la amistad del Pombero no es tarea sencilla, pues las ofrendas deben hacérsele por treinta noches seguidas sin interrupción; aunque también, si se desea un favor concreto —sobre todo en lo que es encontrar cosas perdidas y tener éxito con los cultivos y los animales de granja—, se puede pedir primero el favor, decirle lo que se le habrá de dar por treinta noches seguidas, esperar a que el favor esté cumplido y entonces proceder a cumplirle lo ofrecido. Y es mejor que así sea, porque el Pombero se enfurece cuando hace un favor y no es retribuido…
Como contraparte a lo anterior, hay quienes se han ganado la enemistad del Pombero. Si esto es así, la persona enemistada oirá ruidos extraños en casa, verá objetos que se mueven, puertas que se abren, cosas que se caen sin explicación, o incluso pasos y voces sin fuente aparente… Esa persona mejor no debería salir de cacería, pues el Pombero intentará confundirle en la espesura del bosque, de la cual quizá no vuelva vivo…
Otra cosa a tener en cuenta, es que alguien puede irritar al Pombero sin llegar a ser su enemigo, pero sí experimentando desagradables consecuencias y, de reincidir, seguramente tendrá la enemistad del Pombero. Cosas que lo irritan, además de dañar innecesariamente la flora y fauna, son el pronunciar su nombre en voz alta, el imitarlo (esto hará que conteste con estremecedores sonidos) y el no hacerle jamás ningún regalo. Según creen, posibles consecuencias de irritarlo son episodios de temblor, mudez o confusión, estados todos que el Pombero puede inducir con solo dar un roce de sus manos peludas.
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Aún creen en el Pombero
Todavía en la actualidad, pero sobre todo en el campo, muchos afirman tener experiencias que delatan la presencia del Pombero: ramas que se mueven sin motivo, ruidos de animales que no se ven, asnos sin cabeza o cosas de ese tipo, sonidos de ciertas especies de ave al atardecer, animales de granja que se dispersan sin motivo aparente, etc…
Jorge Alberto Martínez, argentino que investigó sobre la vigencia de la creencia en el Pombero, cuenta al respecto lo siguiente: “Lo cierto es que además, dicho mito, sigue en este año 2000, existiendo y no sólo entre la gente sin estudios, sino incluso entre estudiantes universitarios a los que he analizado. Hace menos de un mes, a uno de ellos le referí la historia del Pombero como un mito, y se ofendió, diciéndome que él mismo lo había visto y que así como embaraza a las mujeres, con los hombres puede ser un juerguista insoportable o un aliado valioso, tanto en las cosechas como en sus propias relaciones con las mujeres. La sensación que me transmitió del Pombero fue tan vívida, que por poco me lo creí. Creo que un error que a veces podemos cometer es pensar en los mitos como en algo que pasó, no como algo viviente, que hoy en día sigue sustentándose a partir de experiencias como las que acabo de relatar (…). Si bien mi conocimiento del Pombero comenzó hace casi 20 años a través de una empleada doméstica paraguaya, cuando me fui internando en la cultura de ese país por otros fines, descubrí que tiene una presencia casi tan importante como el Espíritu Santo dentro de la mitología católica.”
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¿Evidencias de su realidad?…
Hace poco, en internet se publicó un vídeo donde se ve a unos niños caminando por el bosque en Misiones, noreste de Argentina. Mientras conversan, uno de los niños ve algo al costado de un árbol, aunque la mala calidad del vídeo no deja ver bien qué es, pero se supone que es el Pombero:
- Spoiler:
anika- La dama de corazones
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Inscrito : 20/01/2010
Re: leyendas urbanas
Dame la Mano
Dos amigas que duermen en la misma habitación se asustan a media noche por una tormenta, por lo que deciden darse la mano la una a la otra para consolarse, de esta forma ambas se quedan dormidas. Hasta que a la mañana siguiente…
Una chica se queda a dormir en la casa de su amiga después del colegio, entre juegos y risas acaban contando historias de terror por lo que ambas se van a dormir bastante asustadas. Las dos se acuestan en la misma habitación aunque lo hacen en camas separadas porque la hermana de una de ellas había fallecido el año pasado en un trágico accidente doméstico y la cama quedaba libre.
Mientras tratan de conciliar el sueño comienza una tormenta y entre el miedo que les ha producido contarse historias de miedo y los truenos que empiezan a sonar, ninguna de las dos puede dormirse. Cuando el sonido de la tormenta se hace más intenso ambas empiezan a temblar de miedo y una de ellas asustada le dice a la otra:
“Dame la mano”
Ambas estiran sus brazos desde sus camas para consolarse y protegerse la una a la otra, mientras se dan la mano su miedo parece desvanecerse por lo que finalmente a altas horas de la noche ambas se quedan dormidas.
A la mañana siguiente se despiertan con total normalidad, el día parecía haber aclarado por lo que deciden salir a jugar al jardín de casa. Pero antes la madre les prepara un desayuno que ambas comparten mientras recuerdan el susto que pasaron la noche anterior.
“Menos mal que me diste la mano anoche, me moría de miedo” – dijo una de ellas.
“Gracias a ti amiga, yo estaba tan asustada como tú”
La madre que escucha la conversación les pregunta si han movido las camas, ya que están muy separadas la una de la otra y sería imposible que sus cortos bracitos se alargaran tanto como para que se pudieran dar la mano estando acostadas.
Las dos amigas confundidas vuelven a la habitación y prueban a darse la mano nuevamente estando tumbadas. A ambas les recorrió un escalofrío por la espina dorsal al comprobar que sus manos quedaban a casi un metro de distancia con los brazos totalmente estirados.
Parece que esa noche no sólo los vivos tenían miedo.
Dos amigas que duermen en la misma habitación se asustan a media noche por una tormenta, por lo que deciden darse la mano la una a la otra para consolarse, de esta forma ambas se quedan dormidas. Hasta que a la mañana siguiente…
Una chica se queda a dormir en la casa de su amiga después del colegio, entre juegos y risas acaban contando historias de terror por lo que ambas se van a dormir bastante asustadas. Las dos se acuestan en la misma habitación aunque lo hacen en camas separadas porque la hermana de una de ellas había fallecido el año pasado en un trágico accidente doméstico y la cama quedaba libre.
Mientras tratan de conciliar el sueño comienza una tormenta y entre el miedo que les ha producido contarse historias de miedo y los truenos que empiezan a sonar, ninguna de las dos puede dormirse. Cuando el sonido de la tormenta se hace más intenso ambas empiezan a temblar de miedo y una de ellas asustada le dice a la otra:
“Dame la mano”
Ambas estiran sus brazos desde sus camas para consolarse y protegerse la una a la otra, mientras se dan la mano su miedo parece desvanecerse por lo que finalmente a altas horas de la noche ambas se quedan dormidas.
A la mañana siguiente se despiertan con total normalidad, el día parecía haber aclarado por lo que deciden salir a jugar al jardín de casa. Pero antes la madre les prepara un desayuno que ambas comparten mientras recuerdan el susto que pasaron la noche anterior.
“Menos mal que me diste la mano anoche, me moría de miedo” – dijo una de ellas.
“Gracias a ti amiga, yo estaba tan asustada como tú”
La madre que escucha la conversación les pregunta si han movido las camas, ya que están muy separadas la una de la otra y sería imposible que sus cortos bracitos se alargaran tanto como para que se pudieran dar la mano estando acostadas.
Las dos amigas confundidas vuelven a la habitación y prueban a darse la mano nuevamente estando tumbadas. A ambas les recorrió un escalofrío por la espina dorsal al comprobar que sus manos quedaban a casi un metro de distancia con los brazos totalmente estirados.
Parece que esa noche no sólo los vivos tenían miedo.
anika- La dama de corazones
- Mensajes : 24366
Inscrito : 20/01/2010
Re: leyendas urbanas
ayyyyy eso si que me impresiono esa mano saliendo de la tierra,menudas historias ufffff
Re: leyendas urbanas
pues si que tiene que ser orrible que mientras duerme te de la mano aguien estraño uuff ,que miedo
anika- La dama de corazones
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Inscrito : 20/01/2010
Re: leyendas urbanas
La Ayuda de un Desconocido
Una mujer recibe la ayuda de un desconocido cuando tiene que cambiar uno de los neumáticos de su vehículo. Sospechando de sus “amables” intenciones pide ayuda…
Una mujer finalizó sus compras en unos grandes almacenes y cargada de bolsas se dirigió al aparcamiento donde tenía su vehículo. Al llegar se encontró con una de las ruedas de su coche pinchada, abrió su maletero y sacó la rueda de repuesto y las herramientas necesarias para realizar el cambio. Como no tenía mucha experiencia le estaba resultado complicado cambiar el neumático.
Un hombre muy guapo, vestido con traje y corbata y con un lujoso maletín de cuero se ofreció gentilmente a ayudarla, entre los dos cambiaron en pocos minutos la rueda del coche mientras conversaban. Ambos frecuentaban el centro comercial a la hora de la comida porque él trabajaba cerca, por lo que dijeron que si alguna vez volvían a coincidir quedarían para comer juntos. El hombre una vez que ganó confianza le pidió a la mujer si podía acercarle en coche a la otra planta del parking, ya que sin darse cuenta se había equivocado al bajar en el ascensor y tenía su coche aparcado en un piso superior, a ella no le supondría mucho porque tenía que pasar por allí para dirigirse a la salida.
La mujer no quería parecer ingrata y decirle al hombre que no, pero no estaba dispuesta a montar en su coche a alguien que apenas conocía; por lo que fingió haber olvidado una bolsa en una de las tiendas y le pidió al señor que la esperara un minuto mientras subía a recogerla. Cuando el hombre permaneció sentado en su coche esperando en lugar de subir con ella a la planta en la que supuestamente tenía el coche empezó a sospechar. Por lo que una vez dentro del centro comercial se dirigió a un miembro del equipo de seguridad para contarle el caso.
Al llegar ambos a su coche éste estaba vacío, pero el hombre en su huída (probablemente al ver al seguridad) olvidó su maletín en el asiento de atrás del coche. Tras diez minutos de espera el seguridad y la mujer llamaron a la policía para que se encargara de entregar el maletín a su propietario. Los agentes en busca de algún tipo de identificación abrieron el maletín, nadie podía esperar lo que encontraron dentro.
El maletín estaba lleno de distintos tipos de cuchillos, una cuerda, esparadrapo y una cámara de fotos. Lo que encontraron dentro de la memoria de la misma les dejó estupefactos.
El hombre secuestraba mujeres que torturaba y violaba antes de ejecutarlas, su fetiche era fotografiar a sus víctimas que al parecer eran muchas. Los agentes de inmediato le pidieron a la mujer que les mostrara la rueda que había cambiado el asesino. La rueda estaba perfectamente, tan solo encontraron un pequeño trozo de madera con el que al parecer había vaciado el aire de la misma obstruyendo la válvula de entrada de aire.
El asesino tras localizar una posible presa que se encontraba sola en el parking, vaciaba uno de los neumáticos y esperaba pacientemente a que regresara para ofrecerse a ayudarla y ganarse su confianza, de este modo ellas accedían a meterse con él en el coche donde las atacaba y secuestraba.
Una mujer recibe la ayuda de un desconocido cuando tiene que cambiar uno de los neumáticos de su vehículo. Sospechando de sus “amables” intenciones pide ayuda…
Una mujer finalizó sus compras en unos grandes almacenes y cargada de bolsas se dirigió al aparcamiento donde tenía su vehículo. Al llegar se encontró con una de las ruedas de su coche pinchada, abrió su maletero y sacó la rueda de repuesto y las herramientas necesarias para realizar el cambio. Como no tenía mucha experiencia le estaba resultado complicado cambiar el neumático.
Un hombre muy guapo, vestido con traje y corbata y con un lujoso maletín de cuero se ofreció gentilmente a ayudarla, entre los dos cambiaron en pocos minutos la rueda del coche mientras conversaban. Ambos frecuentaban el centro comercial a la hora de la comida porque él trabajaba cerca, por lo que dijeron que si alguna vez volvían a coincidir quedarían para comer juntos. El hombre una vez que ganó confianza le pidió a la mujer si podía acercarle en coche a la otra planta del parking, ya que sin darse cuenta se había equivocado al bajar en el ascensor y tenía su coche aparcado en un piso superior, a ella no le supondría mucho porque tenía que pasar por allí para dirigirse a la salida.
La mujer no quería parecer ingrata y decirle al hombre que no, pero no estaba dispuesta a montar en su coche a alguien que apenas conocía; por lo que fingió haber olvidado una bolsa en una de las tiendas y le pidió al señor que la esperara un minuto mientras subía a recogerla. Cuando el hombre permaneció sentado en su coche esperando en lugar de subir con ella a la planta en la que supuestamente tenía el coche empezó a sospechar. Por lo que una vez dentro del centro comercial se dirigió a un miembro del equipo de seguridad para contarle el caso.
Al llegar ambos a su coche éste estaba vacío, pero el hombre en su huída (probablemente al ver al seguridad) olvidó su maletín en el asiento de atrás del coche. Tras diez minutos de espera el seguridad y la mujer llamaron a la policía para que se encargara de entregar el maletín a su propietario. Los agentes en busca de algún tipo de identificación abrieron el maletín, nadie podía esperar lo que encontraron dentro.
El maletín estaba lleno de distintos tipos de cuchillos, una cuerda, esparadrapo y una cámara de fotos. Lo que encontraron dentro de la memoria de la misma les dejó estupefactos.
El hombre secuestraba mujeres que torturaba y violaba antes de ejecutarlas, su fetiche era fotografiar a sus víctimas que al parecer eran muchas. Los agentes de inmediato le pidieron a la mujer que les mostrara la rueda que había cambiado el asesino. La rueda estaba perfectamente, tan solo encontraron un pequeño trozo de madera con el que al parecer había vaciado el aire de la misma obstruyendo la válvula de entrada de aire.
El asesino tras localizar una posible presa que se encontraba sola en el parking, vaciaba uno de los neumáticos y esperaba pacientemente a que regresara para ofrecerse a ayudarla y ganarse su confianza, de este modo ellas accedían a meterse con él en el coche donde las atacaba y secuestraba.
anika- La dama de corazones
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Inscrito : 20/01/2010
Re: leyendas urbanas
La Estatua del Payaso
Una niñera debe cuidar de un bebé que depierta en llanto a media noche, mientras trata de consolarlo observa como la colección de payasos de juguete que hay en su habitación parece mirarla fijamente…
Una niñera debe quedarse a cuidar el bebé de una familia que esa noche tiene una fiesta a la que no puede faltar. Antes de abandonar su casa la mujer detalla los cuidados que requiere su hijo y le facilita un número de contacto por si surge cualquier problema.
La chica ya ha trabajado durante semanas con el niño y tiene experiencia con muchos otros bebés. Pero desde luego esta no es su casa favorita, ya que el padre ha ido recopilando una colección de payasos de juguete en sus diversos viajes. Los muñecos le producen escalofríos cuando debe entrar al cuarto del niño para vigilarlo en su cuna.
La noche se presenta con normalidad hasta que de repente el bebé comienza a llorar en su habitación, por más cuidados y atenciones que le brinda, el niño no deja de llorar. La chica odia quedarse en ese cuarto porque siente como si todos los muñecos con forma de payaso la miraran fijamente mientras trata de consolar al bebé.
Para colmo el padre parece que ha comprado un nuevo payaso casi del tamaño de un niño, una pieza terriblemente realista que han sentado en la mecedora que muchas noches la niñera usa para calmar al niñito hasta que se duerme.
La chica tras mas de una hora intentando que el bebé se duerma decide llamar a sus padres para preguntarles si ha dormido la siesta más tiempo del debido y si le dieron el biberón que le correspondía antes de irse a la fiesta. Está desesperada por el incesante llanto de la criatura. La madre le indica que no existe motivo por el cual el niño deba llorar, pero que en todo caso le de un poco mas de leche y trate de dormirle meciéndole mientras descansa sobre la mecedora, así ella también podrá descansar.
La chica le pregunta si puede retirar de la mecedora el payaso nuevo y que donde debe dejarlo, la madre desconcertada le pasa de inmediato el teléfono a su marido.
El señor le pregunta como es la figura que le dijo a su esposa. Sin mediar mas palabras y profundamente preocupado le dice a la niñera que coja de inmediato a su hijo y cruce la calle hasta la casa de sus vecinos, una vez allí le debe llamar de nuevo.
La niñera asustada cumple las órdenes que le acaban de dar, entra en la habitación del niño, le recoge de la cuna y sin girar la cabeza hacia la mecedora para mirar al payaso se le lleva en brazos escaleras abajo hasta salir a la calle. Al llegar a la casa de los vecinos llama nuevamente al señor de la casa.
Este está realmente asustado y le contesta mientras conduce su coche a toda velocidad hacia su casa. Le explica que él nunca ha comprado un payaso de esas características y que probablemente alguien disfrazado entrara en la casa para robar, al sentir que subía las escaleras se sentara en la mecedora para confundirse entre la oscuridad.
La chica totalmente aterrorizada observa por la ventana de la casa de los vecinos como a los pocos minutos el pequeño payaso escapa con una bolsa probablemente llena de objetos de valor. Por suerte, una hora después la policía, gracias a su descripción, detiene a un enano que al parecer trabajaba en un circo ambulante y acostumbraba a entrar en las habitaciones de los niños para robar cualquier objeto de valor que encontrara mientras las familias duermen.
Una niñera debe cuidar de un bebé que depierta en llanto a media noche, mientras trata de consolarlo observa como la colección de payasos de juguete que hay en su habitación parece mirarla fijamente…
Una niñera debe quedarse a cuidar el bebé de una familia que esa noche tiene una fiesta a la que no puede faltar. Antes de abandonar su casa la mujer detalla los cuidados que requiere su hijo y le facilita un número de contacto por si surge cualquier problema.
La chica ya ha trabajado durante semanas con el niño y tiene experiencia con muchos otros bebés. Pero desde luego esta no es su casa favorita, ya que el padre ha ido recopilando una colección de payasos de juguete en sus diversos viajes. Los muñecos le producen escalofríos cuando debe entrar al cuarto del niño para vigilarlo en su cuna.
La noche se presenta con normalidad hasta que de repente el bebé comienza a llorar en su habitación, por más cuidados y atenciones que le brinda, el niño no deja de llorar. La chica odia quedarse en ese cuarto porque siente como si todos los muñecos con forma de payaso la miraran fijamente mientras trata de consolar al bebé.
Para colmo el padre parece que ha comprado un nuevo payaso casi del tamaño de un niño, una pieza terriblemente realista que han sentado en la mecedora que muchas noches la niñera usa para calmar al niñito hasta que se duerme.
La chica tras mas de una hora intentando que el bebé se duerma decide llamar a sus padres para preguntarles si ha dormido la siesta más tiempo del debido y si le dieron el biberón que le correspondía antes de irse a la fiesta. Está desesperada por el incesante llanto de la criatura. La madre le indica que no existe motivo por el cual el niño deba llorar, pero que en todo caso le de un poco mas de leche y trate de dormirle meciéndole mientras descansa sobre la mecedora, así ella también podrá descansar.
La chica le pregunta si puede retirar de la mecedora el payaso nuevo y que donde debe dejarlo, la madre desconcertada le pasa de inmediato el teléfono a su marido.
El señor le pregunta como es la figura que le dijo a su esposa. Sin mediar mas palabras y profundamente preocupado le dice a la niñera que coja de inmediato a su hijo y cruce la calle hasta la casa de sus vecinos, una vez allí le debe llamar de nuevo.
La niñera asustada cumple las órdenes que le acaban de dar, entra en la habitación del niño, le recoge de la cuna y sin girar la cabeza hacia la mecedora para mirar al payaso se le lleva en brazos escaleras abajo hasta salir a la calle. Al llegar a la casa de los vecinos llama nuevamente al señor de la casa.
Este está realmente asustado y le contesta mientras conduce su coche a toda velocidad hacia su casa. Le explica que él nunca ha comprado un payaso de esas características y que probablemente alguien disfrazado entrara en la casa para robar, al sentir que subía las escaleras se sentara en la mecedora para confundirse entre la oscuridad.
La chica totalmente aterrorizada observa por la ventana de la casa de los vecinos como a los pocos minutos el pequeño payaso escapa con una bolsa probablemente llena de objetos de valor. Por suerte, una hora después la policía, gracias a su descripción, detiene a un enano que al parecer trabajaba en un circo ambulante y acostumbraba a entrar en las habitaciones de los niños para robar cualquier objeto de valor que encontrara mientras las familias duermen.
anika- La dama de corazones
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Inscrito : 20/01/2010
Re: leyendas urbanas
Los Ladrones de Órganos
Un chico se emborracha y conoce a una chica en una discoteca, a los pocos minutos ambos deciden irse a un hotel donde el chico despertará horas más tarde…
Tras varios años saliendo con su novia Juan descubre que le era infiel, destrozado por la ruptura y después de varias semanas encerrado en casa por fin se decide a aceptar la invitación de sus amigos para salir de copas y ahogar sus penas en alcohol.
A las pocas horas y tras varios vodkas por fin decide acercarse a hablar con una chica que lleva toda la noche mirándole, siempre había sido un chico tímido pero el alcohol y los ánimos de sus amigos le empujan a entablar conversación. La chica está muy interesada en él y en media hora ambos están besándose apasionadamente.
Los amigos deciden dejar solos a los “tortolitos” y cambian de bar, dejando a Juan con su nueva amiga. La chica se empieza a poner más cariñosa e invita al chico a que la acompañe a un hotel donde podrán estar más cómodos.
Montan en un taxi donde Juan mareado por las copas y distraído por los besos y caricias de la chica ni se da cuenta de donde le llevan. Ambos entran en la habitación de un mugriento hotel pero no parece molestarles la suciedad del lugar, están demasiado concentrados el uno en el otro.
La chica saca una pequeña petaca (una botella de licor) y le ofrece a Juan la última copa mientras ella se asea en el baño antes de intimar. Juan emocionado por su éxito pega un trago, a los pocos segundos cae inconsciente, la bebida tenía algún tipo de droga…
Despierta varias horas después en una bañera llena de hielo, muerto de frío y con un fuerte dolor en la espalda. Aún medio drogado y con la cabeza a punto de explotar se da cuenta de que han dejado su teléfono móvil junto a un nota cerca de donde está tumbado.
“Llama a una ambulancia inmediatamente o morirás”
El chico asustado se levanta como malamente puede para observar horrorizado en el espejo que tiene dos enormes heridas en la espalda justo a la altura de los riñones.
Al llegar al hospital le confirman sus peores temores, una banda de traficantes de órganos le han extraído sus riñones, probablemente para venderlos a algún rico sin escrúpulos al que no le importe el origen de los mismo.
El chico a partir de ese momento tendrá que vivir permanentemente enchufado a una máquina de diálisis en el hospital hasta que, si tiene suerte, le encuentren un nuevo riñón y le puedan realizar un trasplante.
Un chico se emborracha y conoce a una chica en una discoteca, a los pocos minutos ambos deciden irse a un hotel donde el chico despertará horas más tarde…
Tras varios años saliendo con su novia Juan descubre que le era infiel, destrozado por la ruptura y después de varias semanas encerrado en casa por fin se decide a aceptar la invitación de sus amigos para salir de copas y ahogar sus penas en alcohol.
A las pocas horas y tras varios vodkas por fin decide acercarse a hablar con una chica que lleva toda la noche mirándole, siempre había sido un chico tímido pero el alcohol y los ánimos de sus amigos le empujan a entablar conversación. La chica está muy interesada en él y en media hora ambos están besándose apasionadamente.
Los amigos deciden dejar solos a los “tortolitos” y cambian de bar, dejando a Juan con su nueva amiga. La chica se empieza a poner más cariñosa e invita al chico a que la acompañe a un hotel donde podrán estar más cómodos.
Montan en un taxi donde Juan mareado por las copas y distraído por los besos y caricias de la chica ni se da cuenta de donde le llevan. Ambos entran en la habitación de un mugriento hotel pero no parece molestarles la suciedad del lugar, están demasiado concentrados el uno en el otro.
La chica saca una pequeña petaca (una botella de licor) y le ofrece a Juan la última copa mientras ella se asea en el baño antes de intimar. Juan emocionado por su éxito pega un trago, a los pocos segundos cae inconsciente, la bebida tenía algún tipo de droga…
Despierta varias horas después en una bañera llena de hielo, muerto de frío y con un fuerte dolor en la espalda. Aún medio drogado y con la cabeza a punto de explotar se da cuenta de que han dejado su teléfono móvil junto a un nota cerca de donde está tumbado.
“Llama a una ambulancia inmediatamente o morirás”
El chico asustado se levanta como malamente puede para observar horrorizado en el espejo que tiene dos enormes heridas en la espalda justo a la altura de los riñones.
Al llegar al hospital le confirman sus peores temores, una banda de traficantes de órganos le han extraído sus riñones, probablemente para venderlos a algún rico sin escrúpulos al que no le importe el origen de los mismo.
El chico a partir de ese momento tendrá que vivir permanentemente enchufado a una máquina de diálisis en el hospital hasta que, si tiene suerte, le encuentren un nuevo riñón y le puedan realizar un trasplante.
anika- La dama de corazones
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Re: leyendas urbanas
bueno los ladrones de organos son mas ciertos,anda que no hay casos de esos ,algunos seran leyendas urbanas pero no todos ,que miedo da algo asi
Re: leyendas urbanas
pues si ladrones de organo si que ay y siempre los abra estas historia si que pueden ser de verdad ,,
anika- La dama de corazones
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Re: leyendas urbanas
El Perro de la Calle
Una pareja recoge un perro chiguagua de la calle mientras están de vacaciones. Sin saber el peligro que suponía meter al animal en su casa sin un análisis veterinario…
Sara y Antonio disfrutaban de su luna de miel en México, se habían casado apresuradamente porque ella se quedó embarazada, pero no por ello se querían menos que el resto de recién casados. Llevaban años hablando de la boda y el próximo nacimiento no hizo mas que acelerar un enlace que ellos deseaban desde hacía tiempo.
Su viaje estaba resultando de lo más placentero, México les cautivaba, ambos caminaban durante horas por las playas de Cancún hasta que el sol caía, no habían visto un paraíso igual.
Una tarde mientras caminaban por la playa decidieron alejarse un poco de la zona turística, a unos cientos de metros encontraron lo que parecía un vertedero. Una zona sucia con un olor nauseabundo y un riachuelo cubierto casi totalmente por espuma. Entre la basura vieron un pequeño cuerpo moverse, un perrito chiguagua que parecía muy enfermo, tenía los ojos rojos, probablemente por alguna infección, estaba muy delgado y apenas podía moverse. La pareja que era amante de los animales no pudo quedarse indiferente, recogieron al animal y lo llevaron al hotel.
No les quedaba mucho tiempo de vacaciones y sabían que las normas del hotel eran muy estrictas con respecto a los animales así que no pudieron llamar a un veterinario. Sin embargo el amor y atenciones que dedicaron al perrito parecía tener sus frutos, lo alimentaron, limpiaron y al día siguiente parecía haber mejorado mucho, pues ya podía caminar y abrir los ojitos.
Enamorados del dulce animal decidieron que no podían abandonarlo de nuevo a su suerte, mientras hacían la maleta para regresar a España hablaban de lo bien que se llevaría con su gato Baltasar. Metieron al perrito en un bolso y se dirigieron al aeropuerto.
Como Sara estaba embarazada no tuvo que pasar por los filtros de seguridad por lo cual pudo pasar fácilmente al perrito escondido en su bolso, el animal aún estaba tan débil que no podía ladrar por lo que sería fácil llevarlo sin que nadie se diera cuenta.
Una vez llegaron a su casa, su gato comenzó a comportarse de una manera extraña, tenía un comportamiento muy agresivo con el chiguagua, como si estuviera asustado. Pensaron que serían celos y que pronto serían amigos.
Pasados unos meses nadie podría reconocer al chiguagua, el pequeño animal que parecía un esqueleto cuando lo encontraron había ganado peso y una poderosa musculatura, ya pesaba casi 8 kilos, un peso desde luego inusual para un perrito de sus características. El gato estaba muerto de miedo y no bajaba de los muebles para nada.
El chiguagua se había convertido en el rey de la casa.
Por otra parte Sara había tenido una niñita preciosa, debido a la preocupación de las últimas semanas de embarazo y la alegría del nacimiento la pareja casi ni se había percatado del comportamiento de sus mascotas.
Hasta que un día Baltasar desapareció, el gato alguna vez había realizado alguna escapadita en busca de gatitas en celo pero era la primera vez que no regresaba en varios días. Antonio puso varios carteles por el barrio con la foto del gato pero no dieron sus frutos, el gato se había ido.
Pasado un tiempo todo parecía haber vuelto a la normalidad, su bebé con dos meses estaba cada día más guapa. Su perrito ya pesaba 10 kilos y tenían un cuerpo rechoncho pero muy fuerte, era una verdadera máquina de comer que nunca parecía saciarse.
Una tarde la comida del perro se acabó, por lo que Antonio tuvo que salir a comprar mas mientras Sara cuidaba de su hija. La madre aprovechando que el bebé se acaba de dormir se metió a la ducha. Mientras se enjabonaba escuchó el corto llanto de su hija, pero a los pocos segundo se calló de nuevo.
Cuando Sara salio de la ducha su niña había desaparecido, no estaba en la cuna donde la había dejado. Como loca se puso a buscar por toda la habitación, debajo de la cama, en los armarios… nada, ¡ La niña había desaparecido!.
Antonio que llegaba en ese momento encontró a su mujer gritando y llorando de desesperación, juntos revisaron hasta el último rincón de la casa, hasta que se dieron cuenta de que su perro tenía las patas llenas de barro y sangre en el hocico.
Temiéndose lo peor salieron a su pequeño jardín donde encontraron oculto detrás de un seto un agujero en la tierra, como una madriguera. Aterrorizados por lo que pudieran encontrar cavaron con sus manos. Bajo tierra encontraron el cadáver de su hija parcialmente devorada y los restos de lo que parecía su gato desaparecido.
Antonio encolerizado fue en busca del perro y con un bate de béisbol le golpeó varias veces matándolo en el acto.
La policía llegó pocos minutos después y desconcertados por el caso llamaron a la perrera municipal para que se llevaran al animal, debían comprobar si tenía rabia y podría haber contagiado a sus dueños u otros perros del vecindario.
El veterinario al llegar al lugar de los hechos dejó a todo el mundo estupefacto.
“Esto no es un perro, es una rata enorme”
Al parecer la rata había crecido junto a un riachuelo contaminado por lo que había perdido el pelo, su increíble tamaño también podría deberse a una mutación, motivo por el cual había crecido con un cuerpo deformado que se podría asemejar al de un perro.
Una pareja recoge un perro chiguagua de la calle mientras están de vacaciones. Sin saber el peligro que suponía meter al animal en su casa sin un análisis veterinario…
Sara y Antonio disfrutaban de su luna de miel en México, se habían casado apresuradamente porque ella se quedó embarazada, pero no por ello se querían menos que el resto de recién casados. Llevaban años hablando de la boda y el próximo nacimiento no hizo mas que acelerar un enlace que ellos deseaban desde hacía tiempo.
Su viaje estaba resultando de lo más placentero, México les cautivaba, ambos caminaban durante horas por las playas de Cancún hasta que el sol caía, no habían visto un paraíso igual.
Una tarde mientras caminaban por la playa decidieron alejarse un poco de la zona turística, a unos cientos de metros encontraron lo que parecía un vertedero. Una zona sucia con un olor nauseabundo y un riachuelo cubierto casi totalmente por espuma. Entre la basura vieron un pequeño cuerpo moverse, un perrito chiguagua que parecía muy enfermo, tenía los ojos rojos, probablemente por alguna infección, estaba muy delgado y apenas podía moverse. La pareja que era amante de los animales no pudo quedarse indiferente, recogieron al animal y lo llevaron al hotel.
No les quedaba mucho tiempo de vacaciones y sabían que las normas del hotel eran muy estrictas con respecto a los animales así que no pudieron llamar a un veterinario. Sin embargo el amor y atenciones que dedicaron al perrito parecía tener sus frutos, lo alimentaron, limpiaron y al día siguiente parecía haber mejorado mucho, pues ya podía caminar y abrir los ojitos.
Enamorados del dulce animal decidieron que no podían abandonarlo de nuevo a su suerte, mientras hacían la maleta para regresar a España hablaban de lo bien que se llevaría con su gato Baltasar. Metieron al perrito en un bolso y se dirigieron al aeropuerto.
Como Sara estaba embarazada no tuvo que pasar por los filtros de seguridad por lo cual pudo pasar fácilmente al perrito escondido en su bolso, el animal aún estaba tan débil que no podía ladrar por lo que sería fácil llevarlo sin que nadie se diera cuenta.
Una vez llegaron a su casa, su gato comenzó a comportarse de una manera extraña, tenía un comportamiento muy agresivo con el chiguagua, como si estuviera asustado. Pensaron que serían celos y que pronto serían amigos.
Pasados unos meses nadie podría reconocer al chiguagua, el pequeño animal que parecía un esqueleto cuando lo encontraron había ganado peso y una poderosa musculatura, ya pesaba casi 8 kilos, un peso desde luego inusual para un perrito de sus características. El gato estaba muerto de miedo y no bajaba de los muebles para nada.
El chiguagua se había convertido en el rey de la casa.
Por otra parte Sara había tenido una niñita preciosa, debido a la preocupación de las últimas semanas de embarazo y la alegría del nacimiento la pareja casi ni se había percatado del comportamiento de sus mascotas.
Hasta que un día Baltasar desapareció, el gato alguna vez había realizado alguna escapadita en busca de gatitas en celo pero era la primera vez que no regresaba en varios días. Antonio puso varios carteles por el barrio con la foto del gato pero no dieron sus frutos, el gato se había ido.
Pasado un tiempo todo parecía haber vuelto a la normalidad, su bebé con dos meses estaba cada día más guapa. Su perrito ya pesaba 10 kilos y tenían un cuerpo rechoncho pero muy fuerte, era una verdadera máquina de comer que nunca parecía saciarse.
Una tarde la comida del perro se acabó, por lo que Antonio tuvo que salir a comprar mas mientras Sara cuidaba de su hija. La madre aprovechando que el bebé se acaba de dormir se metió a la ducha. Mientras se enjabonaba escuchó el corto llanto de su hija, pero a los pocos segundo se calló de nuevo.
Cuando Sara salio de la ducha su niña había desaparecido, no estaba en la cuna donde la había dejado. Como loca se puso a buscar por toda la habitación, debajo de la cama, en los armarios… nada, ¡ La niña había desaparecido!.
Antonio que llegaba en ese momento encontró a su mujer gritando y llorando de desesperación, juntos revisaron hasta el último rincón de la casa, hasta que se dieron cuenta de que su perro tenía las patas llenas de barro y sangre en el hocico.
Temiéndose lo peor salieron a su pequeño jardín donde encontraron oculto detrás de un seto un agujero en la tierra, como una madriguera. Aterrorizados por lo que pudieran encontrar cavaron con sus manos. Bajo tierra encontraron el cadáver de su hija parcialmente devorada y los restos de lo que parecía su gato desaparecido.
Antonio encolerizado fue en busca del perro y con un bate de béisbol le golpeó varias veces matándolo en el acto.
La policía llegó pocos minutos después y desconcertados por el caso llamaron a la perrera municipal para que se llevaran al animal, debían comprobar si tenía rabia y podría haber contagiado a sus dueños u otros perros del vecindario.
El veterinario al llegar al lugar de los hechos dejó a todo el mundo estupefacto.
“Esto no es un perro, es una rata enorme”
Al parecer la rata había crecido junto a un riachuelo contaminado por lo que había perdido el pelo, su increíble tamaño también podría deberse a una mutación, motivo por el cual había crecido con un cuerpo deformado que se podría asemejar al de un perro.
anika- La dama de corazones
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Inscrito : 20/01/2010
Re: leyendas urbanas
juerrrrr con el perro chiguagua,como para no salir por patas vamos,no se voy a mirar bien a mi perrita por si acaso esta camuflada
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