Muerte, maldiciones enigmas................
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Muerte, maldiciones enigmas................
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Nacho Ares durante una intervención en la Cadena Ser.
Cadena Ser
Con rigor e imaginación Nacho Ares nos sumerge en los rincones más oscuros de una cultura milenaria
Muerte, maldiciones y enigmas se entrecruzan en 'La tumba perdida'
"Hay tumbas que no desean ser descubiertas"
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1922. El descubrimiento de la tumba de Tutankhamón supone la cumbre
de la carrera del arqueólogo Howard Carter, pero dicho hallazgo irá
acompañado de una nueva búsqueda: otra tumba secreta y misteriosa, cuyo
origen se pierde en la Historia y que fue la causa del asesinato del
propio Tutankhamón.
Hay tumbas que no desean ser descubiertas
1922. El arqueólogo Howard Carter está en la cumbre de su carrera
tras haber revelado al mundo el hallazgo más importante sobre el Antiguo
Egipto: la tumba de Tutankhamón, el faraón niño. Sin embargo, su
instinto, guiado por la inscripción de una lasca de piedra caliza, le
dice que el Valle de los Reyes esconde otro sepulcro importante: un
lugar que se selló con sangre y que, tal vez, no debería ser profanado.
Un apasionante recorrido por el Egipto de los faraones y el de los
hombres que, con tenacidad y pasión, sacaron a la luz los secretos
enterrados de una civilización tan enigmática como fascinante.
Nacho Ares durante una intervención en la Cadena Ser.
Cadena Ser
Con rigor e imaginación Nacho Ares nos sumerge en los rincones más oscuros de una cultura milenaria
Muerte, maldiciones y enigmas se entrecruzan en 'La tumba perdida'
"Hay tumbas que no desean ser descubiertas"
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1922. El descubrimiento de la tumba de Tutankhamón supone la cumbre
de la carrera del arqueólogo Howard Carter, pero dicho hallazgo irá
acompañado de una nueva búsqueda: otra tumba secreta y misteriosa, cuyo
origen se pierde en la Historia y que fue la causa del asesinato del
propio Tutankhamón.
Hay tumbas que no desean ser descubiertas
1922. El arqueólogo Howard Carter está en la cumbre de su carrera
tras haber revelado al mundo el hallazgo más importante sobre el Antiguo
Egipto: la tumba de Tutankhamón, el faraón niño. Sin embargo, su
instinto, guiado por la inscripción de una lasca de piedra caliza, le
dice que el Valle de los Reyes esconde otro sepulcro importante: un
lugar que se selló con sangre y que, tal vez, no debería ser profanado.
Un apasionante recorrido por el Egipto de los faraones y el de los
hombres que, con tenacidad y pasión, sacaron a la luz los secretos
enterrados de una civilización tan enigmática como fascinante.
Re: Muerte, maldiciones enigmas................
aleeeeeeeeeeeeee con lo que me gusta nacho ares,este libro en cuanto pueda ala saca de mi coleccion que va,seguro que lo disfrutare muchisimo,que maravilla
Re: Muerte, maldiciones enigmas................
“Howard Carter debía de ser un tipo raro: arisco, introvertido, muy estricto y con pocos amigos”
Una tumba que esconde las claves del asesinato del faraón Tutankhamon,
pero que no se deja abrir. Las excavaciones del arqueólogo Howard Carter
para encontrarla a principios del siglo XX.
Un mundo repleto de
leyendas, maldiciones y ansias de riqueza. Antiguo Egipto, 1327 a. C.
El joven Tutankhamón utiliza su poder para encargar la construcción de
una tumba digna para su padre, Akenatón, el faraón que fue acusado de
hereje, asesinado y enterrado fuera del Valle de los Reyes por rendir
culto al dios solar Atón.
Los mismos sacerdotes que trataron de
alejar a Tutankhamón de las ideas de su progenitor y la ambición de
ciertos miembros de la Corte amenazan la vida del joven faraón. En
1922, el descubrimiento de su tumba eleva a Howard Carter a la categoría
del más importante arqueólogo de la época.
Estos mimbres son
los que nutren la atractiva novela ‘La tumba perdida’ escrita por Nacho
Ares y publicada por Editorial Grijalbo y de la que pude hablar con su
autor durante un buen rato en el restaurante Blue Canalla Bar de
Valencia. Nunca pensé que una narración, la de la epopeya de Howard
Carter en pos de la tumba de Tutankhamon, de la que tuve noticia por
primera vez hace más de cuarenta años a través de un artículo publicado
en la prestigiosa revista ‘Historia y vida’, constituyera el leitmotiv
de la entrevista de hoy.
Nacho, ¿la fascinación que existe en Occidente por Egipto es recíproca?
Sí,
actualmente ellos nos ven con la idea de emularnos de alguna manera.
Como nosotros, están enganchados a las nuevas tecnologías, a Internet.
Me atrevería a decir que son un poco pretenciosos, porque para ellos el
hecho de usar estos elementos tecnológicos les otorga un rango especial.
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pero que no se deja abrir. Las excavaciones del arqueólogo Howard Carter
para encontrarla a principios del siglo XX.
Un mundo repleto de
leyendas, maldiciones y ansias de riqueza. Antiguo Egipto, 1327 a. C.
El joven Tutankhamón utiliza su poder para encargar la construcción de
una tumba digna para su padre, Akenatón, el faraón que fue acusado de
hereje, asesinado y enterrado fuera del Valle de los Reyes por rendir
culto al dios solar Atón.
Los mismos sacerdotes que trataron de
alejar a Tutankhamón de las ideas de su progenitor y la ambición de
ciertos miembros de la Corte amenazan la vida del joven faraón. En
1922, el descubrimiento de su tumba eleva a Howard Carter a la categoría
del más importante arqueólogo de la época.
Estos mimbres son
los que nutren la atractiva novela ‘La tumba perdida’ escrita por Nacho
Ares y publicada por Editorial Grijalbo y de la que pude hablar con su
autor durante un buen rato en el restaurante Blue Canalla Bar de
Valencia. Nunca pensé que una narración, la de la epopeya de Howard
Carter en pos de la tumba de Tutankhamon, de la que tuve noticia por
primera vez hace más de cuarenta años a través de un artículo publicado
en la prestigiosa revista ‘Historia y vida’, constituyera el leitmotiv
de la entrevista de hoy.
Nacho, ¿la fascinación que existe en Occidente por Egipto es recíproca?
Sí,
actualmente ellos nos ven con la idea de emularnos de alguna manera.
Como nosotros, están enganchados a las nuevas tecnologías, a Internet.
Me atrevería a decir que son un poco pretenciosos, porque para ellos el
hecho de usar estos elementos tecnológicos les otorga un rango especial.
- Spoiler:
- Los guías egipcios van con el pinganillo puesto a todas horas para dar
sensación de que son imprescindibles. Son muy clasistas y de este modo
tratan de resaltar la clase social a la que pertenecen.
A la
hora de apostar por Egipto, ¿tus conocimientos previos sobre el país y
su cultura te han ayudado a escribir la novela o han supuesto un
problema.
Me enganché a la egiptología leyendo ‘Dioses,
Tumbas y Sabios’ de C.W. Ceram, un libro que no ha sido superado por
nadie. Precisamente los pasajes que destaco de esta obra son las páginas
dedicadas al descubrimiento de la tumba de Tuntankamon. Tutankhamon y
Howard Carter son personajes con los que yo he crecido. Después tuve la
fortuna de visitar los lugares que frecuentó el arqueólogo, tanto en
Egipto como en Inglaterra, y todo eso me ha ayudado mucho para construir
la novela. Su redacción ha sido algo muy rápido, pero cimentar mis
conocimientos sobre el país del Nilo me ha costado casi tres décadas.
Hasta
el momento actual habías escrito ensayos sobre Egipto, como creador
¿que te aporta la ficción que no encuentras en el puro trabajo de
investigación?[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
En mis ensayos he escrito diarios de viajes, narrados en primera
persona. De alguna forma, como el protagonista era yo, creo que eso les
otorgaba un cierto aspecto novelesco. En la ficción pura, sin embargo,
hay un cambio grande porque has de recrear situaciones, inventarte
diálogos y contextos, aunque también es verdad que el noventa y cinco
por ciento de ‘La tumba perdida’ es real. Únicamente es invención
completa el desenlace. Por algo esto es novela histórica.
Has
revestido la novela con traje de thriller, pero ¿qué ha predominado más
en ti: el espíritu puramente creativo o el de divulgador de la cultura
egipcia?
Creo que lo que más me interesaba era enseñar cosas
de Egipto, aunque he procurado que las descripciones no fuesen pesadas.
Podría haberme tirado páginas y páginas de descripción pero no venía
mucho a cuento, porque creo que el lector puede profundizar sobre este
aspecto a través de otras lecturas. Al final del libro dedico unas
páginas a aclarar qué aspectos son reales y cuáles no porque pienso que
serán de utilidad. Por otro lado, mi gran reto consistía en concebir un
final que pudiera resultar igualmente interesante tanto para el lector
habitual como para el más avezado en cultura egipcia. Espero haberlo
conseguido porque a mí, personalmente, me encanta.
¿Entonces es un libro dirigido a todo tipo de lectores?
Sí,
sí, el que conoce Egipto va a recordar lugares, historias y cotilleos
que ya vio y oyó allí. Y al que no lo conoce, le van a entrar ganas de
ir. El especialista va a reconocer muchos guiños y el que no lo es
pensará que hablo de parajes bellos y espectaculares. Egipto es un lugar
que engancha. Como dicen los egipcios: “Todo aquel que bebe agua del
Nilo está obligado a volver”.
‘La tumba perdida’ posee dos niveles narrativos, ubicados en épocas distintas, ¿ha sido algo premeditado?
Escribí
al principio la parte que corresponde al siglo XX y luego, a medida que
avanzaba en la escritura, me di cuenta de que en capítulos paralelos
podría aportar algunos elementos ubicados en el Egipto faraónico que
podrían suministrar otros detalles y otros ambientes. Consulté esta idea
con la editora y le gustó. La desarrollé y he quedado muy satisfecho
con el resultado.
¿La historia situada en los tiempos faraónicos hace que la de Cárter adquiera más fuerza?[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
No lo sé. De la época de Akenaton, la de Tell-el-Amarna, no se conocen
muchas cosas porque los propios egipcios al ser un tiempo de cambio, de
transición, aniquilaron casi toda la información. Por eso no sabemos
quién fue el padre de Tutankhamon. Es mucho más conocida la historia del
siglo XX, porque muchas cosas siguen en pie y además disponemos de
documentación gráfica.
‘La tumba perdida’ también habla de
amor, pero es un amor puro, sin sexo, al estilo del que veíamos en el
cine de los años treinta del pasado siglo, ¿realmente discurrió así la
relación entre Howard Carter y lady Evelyn Carnarvon?
Siempre
se dijo que Carter y lady Evelyn eran amantes, pero Carter se reía de
eso. Se trataba muy claramente sólo de una amistad. Ella se casó con
Campbell Beauchamp en 1923. Por otro lado, lord Carnarvon no lo hubiera
consentido. Esta situación se nota incluso en las fotografías. Tampoco
tuve la tentación de meter algo más de sexo en la novela, aunque
precisamente la otra historia, la faraónica, daba más pie para ello.
Si
uno se tropieza con un tipo como Cárter, tanto desde el punto de vista
de ensayista como de novelista, es casi obligatorio escribir sobre él,
¿no?
En muchas ocasiones tendemos a idealizar a esos
personajes tan peculiares. A mí también me ocurre, pero soy consciente
de que debía de ser un tipo raro: arisco, introvertido, muy estricto y
con pocos amigos. Seguramente me hubiera llevado mal con él, pero el
legado que nos ha dejado, desde mi punto de vista, es para quitarse el
sombrero, cosa que él hacía siempre delante de las cámaras fotográficas
de la época. Entre sus coetáneos hubo quien no entendía que Carter se
llevase mejor con los egipcios que con sus colaboradores más cercanos.
Hay que tener en cuenta que en 1922 Egipto terminaba de alcanzar la
independencia y hoy lo vemos como un destino turístico. Debía ser muy
duro vivir allí porque las excavaciones duraban tres meses al año y el
resto del tiempo, Carter permanecía trabajando en su propio domicilio
porque él tenía una casa allí.
Hoy estamos acostumbrados a que
los arqueólogos tengan titulación universitaria, sin embargo, Howard
Carter carecía de formación, fue un autodidacta.
Cárter nació
en 1874 y llegó a Egipto con 18 años para pintar acuarelas, ya que era
un excepcional dibujante. Pero lo que consiguió realmente fue quedarse
no sólo prendado del país y de su cultura, sino también dominar el árabe
y aprender su oficio sobre el propio terreno. Pero no fue el único al
que le ocurrió esto: Gardiner, padre de la filología egipcia, no era
filólogo ni egiptólogo, sino un simple azucarero. Su condición
autodidacta le cerró muchas puertas porque le echaban en cara que no
poseyera titulación académica. En España pronunció algunas conferencias y
estuvo muy vinculado a la casa de Alba. La Real Academia de la Historia
le nombró representante suyo y en una gira por Estados Unidos le
concedieron el título de doctor honoris causa en Ciencias por la
Universidad de Yale. Publicó tres volúmenes sobre Tutankhamon y en cada
uno de ellos hizo constar esos dos títulos de los que se sentía muy
orgulloso.
Cualquier parecido entre él y el personaje del cine, Indiana Jones, es pura ficción, ¿no?
Sí, sí [risas], desde luego que no tienen nada que ver.
Lord Carnarvon vendió al diario The Times la exclusiva de la excavación, todo un innovador, ¿no?
Efectivamente,
la historia fue pionera en esto, porque lord Carnarvon vendió la
exclusiva a The Times con las fotografías incluidas. Era un negociazo
para ese periódico que pagó una barbaridad de libras, inversión que
recuperó fácilmente al revender imágenes y textos a otros diarios. Como
la fuente oficial de información era muy reducida, aparecieron otras
noticias que no tenían nada que ver con los hechos reales. De ahí, por
ejemplo, surgió la leyenda de la maldición de Tutankhamon. También hubo
filtraciones, porque un ayudante del arqueólogo estuvo pasando datos a
otros medios hasta que lo descubrieron. En su visita a España, Howard
Carter regaló un juego de fotografías completo de la excavación al duque
de Alba, que se guardaba en el palacio de Liria y que se perdió en un
incendio durante la Guerra Civil.
El patrimonio egipcio ha sido muy saqueado a lo largo de los siglos. La novela también habla de eso.
El
cierre del grifo del tráfico de las piezas encontradas comenzó en el
último tercio del siglo XIX, propiciado por un francés: Auguste
Mariette, que fundó el Servicio de Antigüedades al ver cómo los objetos
salían impunemente de Egipto. Pero hay que tener claro que fueron los
propios egipcios quienes los vendían y, por tanto, el concepto de saqueo
debe matizarse mucho. En mi opinión, de todo lo que se encuentra fuera
del país, el único objeto que debería regresar es el busto de Nefertiti,
que salió de mala manera, de un modo parecido a cómo ocurrió en España
con la Dama de Elche, que fue vendida al Museo del Louvre por cinco mil
pesetas. Precisamente una de las desventajas que padecieron Carter y
lord Carnarvon fue que había cambiado la ley. Hasta 1920, el reparto de
hallazgos era casi al cincuenta por ciento. Pero desde ese año, las
tumbas, si estaban intactas, permanecían íntegras en Egipto. La de
Tutankhamon había sido saqueada con seguridad tres veces durante la
antigüedad y los abogados ingleses se agarraron a ese argumento para
tratar de que, al menos, una parte de los objetos encontrados fuesen a
parar a manos de Carnarvon.
La última: no sé si has entrado en
alguna tumba egipcia que haya permanecido sellada durante muchos
siglos, pero ¿qué se siente en ese instante?
No, no he
entrado en ninguna porque, como dije antes, el camino que he tomado es
el de la divulgación. Pero sí he convivido con los españoles que
trabajan allí y puedo decir que saber que eres la primera persona, la
segunda, la quinta o la sexta, da igual, que entra en un lugar cerrado
durante tres mil años, que toca esas paredes y que pisa esa tierra,
produce una sensación muy especial. Es algo distinto. La cultura egipcia
era una cultura muy humana y ese intento de vincularlos con seres
extraterrestres me parece una gilipollez, un insulto para los propios
egipcios.
Re: Muerte, maldiciones enigmas................
Muy curioso de leer el tema y la entrevista + la biografia
Helene- Reportera Real
- Mensajes : 16601
Inscrito : 02/05/2009
Re: Muerte, maldiciones enigmas................
ya los tendre algun dia los libros,muy bueno me ha gustado mucho
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